Dentro del mundo de la animación, una vez escapamos de la dictadura de Disney/Pixar, la película de Dreamworks Como entrenar a tu dragón supuso un soplo de aire fresco, consiguiendo además una secuela que estaba a la altura, una vez los personajes estaban presentados y habían logrado calar hondo entre el público (no necesariamente infantil).
Con Como entrenar a tu dragón 3, el director Dean Deblois consigue subir la apuesta y finiquitar una trilogía por la puerta grande, logrando aumentar la sensación de maravillosa aventura a la vez que enternece al respetable con esa relación de amistad entre Hipo y su dragón Desdentao y las subtramas románticas que suman en lugar de restar.
Personalmente, no estoy tan enamorado de la saga como la mayoría de las voces que escucho por ahí, de manera que ni me emocioné de manera exagerada ante el cierre (aparentemente definitivo) de la saga ni solté una sola lagrimita al contemplar la escena final y empezar a aparecer los títulos de crédito. Nunca me he identificado de manera tan íntima ni con Hipo ni con ninguno de sus amigos vikingos que pululan por ahí, pero he de reconocer que la película presenta un mundo maravilloso, lleno de magia y color, donde la unión entre la amistad de sus protagonista y los peligros a los que se enfrentan están perfectamente medidos y que incluso se atreve a buscar algún tipo de coherencia interna como exa explicación “lógica” de porqué los dragones no existen en la actualidad.
Puede que el punto más flojo de la película sea la presencia de un villano demasiado tópico, que provoca una acción que avanza por terrenos sobradamente conocidos sin dejar demasiado espacio para la sorpresa, pero es que no es de eso de lo que va la cosa, es tan solo una excusa para poder ver esa relación de amistad madurar un poco más y avanzar, como sucede en la vida real, hacia un punto de no retorno tan doloroso como necesario.
Y eso sin dejar de lado un alegre sentido del humor repartido, sobre todo, entre los secundarios que, sin demasiado tiempo para lucir mucho en pantalla, suponen los alivios cómicos justos para disfrutar mejor del film y celebrar que el cierre de la saga sea tan espectacular como se prometía.
Como entrenar a tu dragón 3 es, pues, una de esas piezas de animación que, siendo fundamentalmente infantiles, pueden satisfacer a todo tipo de público, devolviéndonos a nuestro yo más niño y recordándonos cómo era esa época en la que todo nos parecían maravillas asombrosas, y nos permite observar cómo, en alguna ocasión, los personajes de dibujos animados son capaces de crecer igual que los reales.
La saga de Como entrenar a tu dragón, definitivamente, no será de esas que me cambien la vida y a las que regrese una y otra vez con ciega admiración, pero eso no quita para que la califique como un estupendo entretenimiento, suficientemente inteligente y madura como para ser algo más que un batiburrillo de colorido y gags sobre mascotas.
Valoración: Siete sobre diez.
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