lunes, 6 de julio de 2020

Vista en Netflix: IZOMBIE


Si el 2019 fue un año de despedidas, el 2020 no lo está siendo menos, y después de que se terminaran las peripecias de Kristen Bell en El lado bueno es turno ahora de ver por última vez a Rose McIver (Olivia Moon y mucho más) en iZombie, una de las mejores series de zombies que podemos encontrar en la televisión, al menos por su apuesta diferente y original.
Tras cinco temporadas, las aventuras de la forense renacida y sus colegas en una Seattle rozando constantemente el apocalipsis Z llegan a su fin y es buen momento para rememorar un poco lo que ha sido esta entretenida serie de la CW distribuida en España por Netflix y basada en un comic de Vertigo, aunque en honor a la verdad pocas son las similitudes entre ambos productos.
El punto de partida el la “aparente” muerte de Olivia Moon (Liv para los amigos) tras una masacre en una fiesta. Tras su resurrección, la antigua enfermera descubre que se ha transformado en una zombie y que necesita ingerir cerebros para poder subsistir, así que ¿qué mejor que conseguir trabajo como ayudante del forense en su ciudad natal? Para lo que Olivia no estaba preparada era para absorber temporalmente la personalidad y los recuerdos (en forma de flashes incontrolados) de los difuntos, lo cual le permitirá colaborar con el detective Clive Babineaux para descubrir el responsable de cada una de las muertes. Pero claro, si ella se convirtió en zombie durante la fiesta, no va a ser la única muerta viviente suelta por Seattle, y ahí es donde se complica la cosa…
Con un tono más cercano a la comedia que al terror, iZombie es una producción para todos los públicos, no solo en cuestión de edades sino también de gustos. Con un aire que recuerda a la mítica Buffy Cazavampiros, la serie tiene su parte de romance, aventura e incluso sátira política y social, amén de un nutrido y efectivo grupo de secundarios tan imprescindibles como la propia Liv.
Aunque con un ligero tono de procedimental, sobre todo en los primeros episodios de cada temporada, jugueteando con el capítulo auto conclusivo, pronto se descubre una trama río que es lo que hace que la serie tenga una identidad propia más allá de ser un CSI versión come cerebros. Además, el hecho de que la protagonista vaya absorbiendo en cada episodio los rasgos de personalidad de una persona diferente ayudan a que sea mucho más amena y a valorar mejor el trabajo de su actriz protagonista.
La serie (que podría ser considerada también de género gastronómico, pues cada vez que Liv debe comerse un cerebro lo hace a través de apetitosas e imaginativas recetas) sabe jugar muy bien con el uso de unos zombies apenas diferenciables del resto de los mortales (solo algo de tez pálida y pelo blanquecino) sin renegar de los zombies clásicos (homenajes a Romero incluidos), aunque se le podría reprochar el abuso de ciertos trucos, como la conversión y posterior cura de algunos personajes, que propicia que en ocasiones uno se olvide ya de quien es zombie y quién no.
Amenazando con caer en el agotamiento, la conclusión tras cinco temporadas es, por triste que parezca, una buena noticia, ya que corría el peligro de caer en la repetición, y el tono desenfadado y sin pretensiones del producto propicia que, visto el capítulo final, no haya lugar a las clásicas polémicas de Internet. Podrá gustar más o menos (el final de temporada se me antoja algo precipitado), pero es una bonita despedida de unos personajes a los que se toma cariño con facilidad (incluso a los villanos) y que da la sensación de llegar en el momento justo.
Echaremos de menos a Liv, Ravi, Clive, Peyton y compañía, pero lo hemos pasado bien juntos, y eso es lo que cuenta. iZombie se atrevió a jugar en otra liga cuando parecía que todo lo relacionado con el género Z estaba ya dicho y les ha salido bien. Y es por eso que la serie merece ser recomendada. Busca a todo tipo de espectador, pero nunca deja de mimar al fan de toda la vida. Y eso es un gran acierto.

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