sábado, 4 de julio de 2020

Visto en Netflix: LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL CRIMEN

Llegaba a Netflix esta película con el dudoso honor de tener una puntuación de cero patatero en Rotten Tomatoes, uno de los portales de referencia (aunque no exentos de muchas polémicas) del mundillo cinematográfico.

Una vez vista, cabría preguntarse si la cosa es para tanto. ¿Estamos acaso ante una de las peores películas de la historia? Pues la respuesta, posiblemente, sea que no. Pero casi.

Y es una lástima, porque teniendo como base un comic de Rick Remember seguro que se podría haber apuntado más alto. El punto de partida, de hecho, aunque absurdo, podría dar mucho juego. Se ha creado una tecnología capaz de evitar cualquier tipo de delincuencia, y un par de tipos se disponen a dar el golpe del siglo justo antes de que la operativa entre en marcha. Hay, como telón de fondo, unos leves apuntes morales sobre si es positivo renunciar a nuestras libertades como individuo a cambio de seguridad ciudadana, pero por desgracia, más allá de un par de noticias en los telediarios, la película decide no ir por ahí. En lugar de eso, nos encontramos con una sucesión de escenas de acción torpes, persecuciones de baratillo y algunos de los peores diálogos que pueda recordar.

Para redondear, las interpretaciones son sencillamente lamentables. Y eso que Edgar Ramirez, sin ser un fuera de serie, suele dar un nivel bastante aceptable. Pero todo aquí parece un despropósito tan grande que no hay nada que salvar. Por fallar, hasta la selección musical del film es incoherente con su narrativa.

Detrás de este desaguisado se encuentra Oliver Megaton, uno de los aprendices de Luc Besson que no lo hacía nada mal en Colombiana o las dos secuelas de Venganza, pero que aquí anda completamente perdido. Solo en algunos juegos de luz y color se aprecia un intento por crear algo, pero la enorme estupidez del guion lo empaña por completo.

Me resulta difícil entender cómo alguien puede haber escrito un guion tan rematadamente malo, pero aún me desconcierta más el que alguien haya aprobado la creación de la película, que alguien la haya pagado y que alguien la haya aceptado interpretar. En ocasiones, productos horribles dan buen resultado en taquilla y sirven, al menos, para callar bocas. No va a ser el caso. Y Los últimos días del crimen solo va a servir para dar la razón a los que insisten en que Netflix se alimenta demasiado de cine basura.

Así no vamos bien…

 

Valoración: Dos sobre diez.


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