Llegaba a Netflix esta película con el dudoso honor de tener una puntuación de cero patatero en Rotten Tomatoes, uno de los portales de referencia (aunque no exentos de muchas polémicas) del mundillo cinematográfico.
Una vez vista, cabría
preguntarse si la cosa es para tanto. ¿Estamos acaso ante una de las peores
películas de la historia? Pues la respuesta, posiblemente, sea que no. Pero
casi.
Y es una lástima, porque
teniendo como base un comic de Rick Remember seguro que se podría haber
apuntado más alto. El punto de partida, de hecho, aunque absurdo, podría dar
mucho juego. Se ha creado una tecnología capaz de evitar cualquier tipo de
delincuencia, y un par de tipos se disponen a dar el golpe del siglo justo
antes de que la operativa entre en marcha. Hay, como telón de fondo, unos leves
apuntes morales sobre si es positivo renunciar a nuestras libertades como
individuo a cambio de seguridad ciudadana, pero por desgracia, más allá de un
par de noticias en los telediarios, la película decide no ir por ahí. En lugar
de eso, nos encontramos con una sucesión de escenas de acción torpes,
persecuciones de baratillo y algunos de los peores diálogos que pueda recordar.
Para redondear, las
interpretaciones son sencillamente lamentables. Y eso que Edgar Ramirez, sin
ser un fuera de serie, suele dar un nivel bastante aceptable. Pero todo aquí
parece un despropósito tan grande que no hay nada que salvar. Por fallar, hasta
la selección musical del film es incoherente con su narrativa.
Detrás de este desaguisado se
encuentra Oliver Megaton, uno de los aprendices de Luc Besson que no lo hacía
nada mal en Colombiana o las dos secuelas de Venganza, pero que
aquí anda completamente perdido. Solo en algunos juegos de luz y color se
aprecia un intento por crear algo, pero la enorme estupidez del guion lo empaña
por completo.
Me resulta difícil entender
cómo alguien puede haber escrito un guion tan rematadamente malo, pero aún me
desconcierta más el que alguien haya aprobado la creación de la película, que
alguien la haya pagado y que alguien la haya aceptado interpretar. En
ocasiones, productos horribles dan buen resultado en taquilla y sirven, al
menos, para callar bocas. No va a ser el caso. Y Los últimos días del crimen
solo va a servir para dar la razón a los que insisten en que Netflix se
alimenta demasiado de cine basura.
Así no vamos bien…
Valoración: Dos sobre diez.
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