No es nada novedoso juntar una película de aventuras y acción con la comedia más desenfrenada. No siquiera si le añades unas gotitas de romance. El problema es que normalmente cuesta mezclar los ingredientes sin que ninguno termine por desentonar, y en ese sentido, el principal mérito de Aaron y Adam Nee con La ciudad perdida es el conseguirlo.
No
estamos ante una película demasiado original, pues si es fácil pensar en
eferentes aventureros menos cómicos uno puede acordarse de un buen puñado de
películas de tesoros perdidos y búsquedas por la jungla, desde la saga de
Indiana Jones hasta la reciente Uncharted pasando por el díptico de La búsqueda.
Sin embargo, el referente más claro y evidente es el de Tras el corazón verde, de Robert Zemeckis.
Sandra
Bullock interpreta a Loretta, una exitosa escritora de novelas románticas de fuerte
carga erótica que pasa por un mal momento desde que perdió a su marido. Casi se
diría que el tirón que sus obras tienen en la actualidad es gracias a Alan, al
que da vida Channing Tatum, el modelo utilizado para las portadas. Poco
pensaban ellos que los detalles que Loretta emplea en su última novela iba a
despertar el interés de un codicioso coleccionista de arte que los llevarán a
una peligrosa aventura por una isla perdida en el Atlántico tras una corona de
incalculable valor.
No
estamos hablando de una película perfecta, pero lo cierto es que tampoco se le
pueden encontrar fallos en ninguno de sus elementos. No tiene, por ejemplo,
escenas memorables, pero toda la acción está muy bien filmada. No hay gags míticos,
pero sí muchos que provocan constantes carcajadas y aunque ninguna
interpretación sea de Oscar, la
química entre Bullock y Tatum es impecable, Daniel Radcliffe cumple bien en el
rol de villano y la breve pero intensa participación de Bad Pitt es de lo mejor
del film, amenazando, de haber tenido más minutos en pantalla, con llevarse un
protagonismo que no le correspondía.
Por
todo ello, esta mezcla entre acción, aventuras, comedia y romance (aunque lo
último es lo más anecdótico), con Bullock repitiendo sus tics más emblemáticos
y Tatum demostrando una vez más lo que le gusta la autoparodia, sin ningún tipo
de sentido del ridículo, hacen de esta película un espectáculo muy disfrutable,
fácil de recomendar a cualquier tipo de espectador y capaz de provocar, como poco,
las simpatías del respetable.
Sí,
es verdad, copia bastante a Zemeckis, pero llamémosle homenaje y todos tan
contentos, ¿no?
Valoración:
Ocho sobre diez.
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