sábado, 19 de febrero de 2022

Cine: UNCHARTED

Cuando Ruben Fleischer (responsable de las divertidas películas de Zombieland pero también de la decepcionante Venom) se hizo cargo de la dirección de Uncharted, adaptación del videojuego de Sony, pocos esperaban gran cosa del proyecto. Y es que pese a poder sacarse algo interesante de alguna Resident Evil o de las diversas encarnaciones de Lara Croft, el mundo de los videojuegos sigue siendo terreno minado para el mundo del cine. Sin embargo, lo primero que aclaró es que no pensaba hacer una adaptación al uso, sino una película de aventuras más inspirada en esquemas propios de Indiana Jones que en la propia mecánica del juego.

Esa es quizá la principal baza de una película de la que podemos obviar su referente digital si queremos y que funciona estupendamente bien como película de acción con mucho humor y una gran química entre sus dos protagonistas, Tom Holland y mark Wahlberg.

Puestos a buscar referentes, la película se acerca más a la fórmula de La Búsqueda que a Indiana Jones, por aquello de tener que resolver acertijos al más puro estilo Dan Brown, sin que eso sea precisamente malo. No es una película de constante acción, un tiovivo de adrenalina, pero las set pieces que contiene son brillantes y muy bien dirigidas, permitiendo que todo fluya con mucha más naturalidad que, por ejemplo, la reciente Agentes 355, atropellada y temblorosa.

Ello no implica que no haya las suficientes referencias y guiños (cameos incluidos) para agradar a los fans del juego, siendo Wahlberg un perfecto Victor Sullivan y funcionando Holland perfectamente como un Nathan Drake novato al que le queda mucho recorrido por delante (la escena postcrédito deja clara las intenciones de franquicia), pudiendo ser este Drake un digno sucesor (a la espera de lo que ocurra en Indiana Jones 5, a la que tengo verdadero pavor) del famoso arqueólogo.

Además, desde el punto de vista personal, me emociona especialmente el hecho de que gran parte de la acción transcurra en mi ciudad, demostrando como Barcelona (y otras muchas ciudades de España) pueden ser hermosos e interesantes escenarios fílmicos y que no estamos acostumbrados a ver (no con tanta corrección, al menos).

En resumen, divertida y emocionante, con momentos tronchantes (aunque hay que reconocer que el tipo de humor que practica Holland está muy cerca del de su propio Spiderman) y que consigue dejarte con ganas de que sea un gran éxito y podamos ver más aventuras de Nathan Drake en la gran pantalla.

 

Valoración: Ocho sobre diez.

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