Parece que desde HBO Max (o Warner, que tanto monta, monta tanto), siguen queriendo exprimir la teta de la nostalgia, y tras los especiales dedicados a Friends, El Príncipe de Bel Air y El ala oeste de la Casa Blanca (estos dos últimos los tengo pendientes), ha llegado el momento de dar el salto televisivo y recuperar a los fans incondicionales de la saga literaria creada por J.K. Rowling en Harry Potter: Regresoa Hogwarts.
Después
de que el esperado reencuentro de los seis protagonistas de Friends se sintiese
como algo descafeinado (y eso que en vista de las expectativas la propia HBO
fue adelantando las sorpresas para confirmar que no se trataba de ningún
episodio especial guionizado), ya llegamos preparados a este nuevo festival de
magia y nostalgia alrededor de los personajes que Daniel Radcliffe, Emma Watson
y Rupert Grint hicieron inmortales. Hay aquí más lujo, más presupuesto, que en
la reunión de los «amigos», pero en el fondo, es más de lo mismo. Cierto que
recrear los decorados de Hogwarts y alrededores luce mucho mejor que volver a
los entrañables apartamentos situados a un tiro de piedra del Central Perk,
pero no deja de ser repetir la fórmula sin alcanzar la magia que la temática
exigía.
Esto
demuestra (o recuerda, más bien), que en el fondo no estamos en un verdadero
especial dedicado a los fans, aunque logran que lo parezca, sino ante un simple
reclamo publicitario para la todavía titubeante remodelación de la plataforma
de HBO, rebautizada con más bombo que
contenido, en HBO Max. No hay la intención
de nada más que conseguir sumar suscriptores que se pasen al streaming y, de paso, recordar que la
saga completa se encuentra en exclusiva en esa plataforma, ajena ya de las
manos de Netflix en la que permanecía hasta hace cuatro días.
Sí,
hay momentos emotivos, anécdotas divertidas y hasta se puede soltar alguna
lagrimita con el recuerdo a los que ya no están entre nosotros, pero al final
este quien es quien del mundo del cine británico sabe a poco, quizá en parte
debido a algunas importantes ausencias (aparte de la polémica alrededor de la
propia autora, eché de menos, como poco, a Robert Pattison, Kenneth Branagh,
Emma Thompson, Julie Walters, Michael Gambon, etc. Eso sí, disfruté con la
entrega de los que sí estuvieron, incluyendo a los cuatro directores que se han
hecho cargo de la saga o actores de la talla de Gary Oldman, Ralph Fiennes,
Helena Bonham Carter o Jason Isaacs.
El
problema radica en que al final, lo que nos encontramos es ni más ni menos que
un making off de lujo como los que se
podrían encontrar acompañando a cualquier DVD de las películas, refiriéndose,
eso sí, a la saga al completo y con conversaciones no tan interesantes como se
podría desear, entre actores y directores.
En resumen, que estamos ante otro ejercicio publicitario con la nostalgia como telón de fondo que puede complacer (aunque no maravillar) a los fans de la saga, pero que no va a aportar nada especial para los profanos.
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