Seguimos en la onda «sanvalentiniana» y toca hablar de uno de los estrenos importantes del año. Siguiendo la moda de adaptar novelas románticas adolescentes de éxito, A través de mi ventana resulta tan apetecible como me lo pareció en su momento ese otro bodrio llamado After, que lejos de toda aspiración artística nacía con la clara intención de ser más un fenómeno que una película.
A través de mi ventana, dirigida (por decir algo) por Marçal Forés, aspira
sin disimulos a copiar los tics de otros éxitos patrios como Tres metros sobre el cielo con el
erotismo de Cincuenta sombras de Grey,
emulando desde el título al vouyerismo de otros mil ejemplo de historias sobre chicas
que se dedican a espiar desde sus ventanas (pendiente tengo mi comentario sobre
el producto que aúna todas estas películas en una mini serie) pero sin la dosis
de intriga que se le supone a aquellas.
Soy
consciente que A través de mi ventana
va dirigida a un público objetivo al que no pertenezco, desde luego, pero ello
no me incapacita para valorar una película soberanamente aburrida y sin ningún
tipo de carga emocional (por más que lo pretenda), en la que todos los
personajes resultan odiosos y sus actitudes incomprensibles y reprobables.
Desconozco como es el material original (aunque me cuentan que hay demasiado
resumen como para poder comprender las motivaciones de los protagonistas
literarios) y hay secuencias que incluso resultan confusas (aunque poco es que
importe lo que esté sucediendo, la verdad), pero el gran problema del film es
que plantea una historia completamente plana, limitando casi el espectro de
acción a dos personales y reduciendo al mínimo el conflicto. No hay, por ello,
nada interesante en sus historias, siendo tan solo casi dos horas viendo a un
chico y una chica dando vueltas alrededor de lo mismo, caprichosos, llorones y
con unos actores tan limitados como sus propios papeles.
Es,
en resumen, uno de esos ejemplos de película Netflix de contenedor, aunque no me cabe duda de que en su target
puede tener un inmerecido éxito que provoque una secuela (las novelas forman
una trilogía) que desde luego no pienso aventurarme a ver.
Para
salir huyendo.
Valoración:
Tres sobre diez.
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