No
tengo por costumbre justificar mis opiniones ni la puntuación que otorgo a cada
película. No me baso en la opinión de otros ni en las críticas que publican
otros medios, e intento no dejarme influenciar por el estado de ánimo en el que
me encuentre en el momento de visionar el film o la simpatía o antipatía que me
produzca un director o unos actores concretos.
Comienzo
así porque me ha sorprendido las maravillas que se cuentan por ahí sobre Lego
(en IMDB está puntuada con un 9, filmaffinity le da un 7,5, un 4,5 sobre 5 en
Sensacine…), ya sea en radio, blogs de Internet y otros altavoces de lo medio
de comunicación. Y, la verdad, quitándole el punto de curiosidad que supone que
los personajes y los decorados se compongan de piezas del popular juguete de
bloques, poco más hay para rascar en una película simpática pero poco más.
Lego
cuenta la nada original historia de un tipo corriente, vulgar y anodino que
termina por convertirse en héroe y salvar el mundo mundial de la destrucción en
manos de un megalómano tiránico y desquiciado. Con algunos gags especialmente
inspirados, curiosamente todos ajenos a los protagonistas (tanto Batman como la relación entre Superman y Linterna Verde se llevan los mayores aplausos), Lego no deja de ser
un anuncio de juguetes de hora y media de duración. Un anuncio al que se apunta
la propia productora, la Warner Bros, ya que todos los personajes reconocibles
le pertenecen, ya sea como dueña de DC, productora de cine (El Hobbit, Harry Potter…) o como distribuidora (Tortugas Ninja). Es por eso que no hay rastro de personajes Marvel
o cualquier otra franquicia ajena a Warner de los que sí se aprovecha Lego en
sus juguetes.
Y
sin querer spoilear el giro argumental del final, permitidme comentar también
que la moralina que se desprende del personaje interpretado por Will Ferrer se
me antoja gratuita, mientras que el cambio de actitud de “El hombre de arriba”
es muy precipitado y para nada justificado.
Tiene
buenas intenciones, pero termina cayendo en demasiados tópicos. Y tanto
juguetito arriba y abajo, con o sin 3D, a mí me llegó a aburrir.
Felicidades
a los que disfrutaron tanto de “esto”. Quizá es que sean más felices de corazón.
Yo no lo hice. Y tampoco la gente que se encontraba conmigo en la sala el
viernes del estreno a media tarde.
¡Ay, no, perdón! Que estaba yo sólo en la sala…
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