miércoles, 25 de mayo de 2016

Análisis: LA GUERRA DE LOS SUPERHÉROES, PARTE DOS

El pasado mes de marzo escribí un artículo en el que valoraba muy a grandes rasgos lo que había sido el cine de superhéroes hasta la fecha con motivo a la gran cantidad de películas que se esperaban para este año, lo que suponía un verdadero duelo entre compañías y productoras.
Aunque todavía tenemos pendientes dos películas (y a priori muy interesantes) como son Suicide Squad y Doctor Strange, los dos platos fuertes ya han sido servidos y degustados. Dos películas, una de Marvel/Disney y la otra de DC/Warner que simbolizan muy bien lo que está sucediendo al otro lado de las pantallas. Dos películas “bélicas” sobre la titánica lucha entre dos colosos, tanto en la ficción como en la realidad. Y todo parecía suponer que la película vencedora de esa batalla sería también la que propiciara la victoria final en la guerra. En la de este año, al menos.
Me refiero a dos películas con una temática tan similar que, si hubiesen estado más distanciadas en el tiempo, casi se podría haber insinuado que una se hubiese inspirado en otra. Pero ya sabemos lo que son las superproducciones de Hollywood, que precisan de una preproducción de muchos meses en los que no caben ciertas improvisaciones de última hora. Se trata de un caso similar al que vivimos hace unos años con Objetivo:La Casa Blanca y Asalto al poder. Porque sí, más allá de las bases argumentales (que al fin y al cabo ya formaban parte de las sagas originales del comic que adaptan), Batman v. Superman y Capitán América: Civil War tienen una serie de puntos en común que resultan, cuanto menos, curiosos.
Pongámonos en situación: En ambos casos estamos ante una película en la que dos grandes héroes se enfrentan entre ellos por sus diferencias ideológicas, aunque luego resulta que de fondo hay un villano manipulándolos y dirigiéndolos. Un villano, por cierto, sin ningún tipo de superpoder más que su propio ingenio y resentimiento. Ambas tienen un final amargo, para nada acorde con las películas de super héroes, y sirven como excusa para presentarnos a nuevos personajes que en breve tendrán película propia. Incluso en ambos casos se utiliza la figura de la madre de uno de ellos como motor argumental (aunque con diferentes resultados).
Visto esto, las comparaciones entre ambas resultan inevitables. Y dada la importancia que cada film va a tener de cara al futuro de sus productoras, creo que es interesante llevar esa comparativa al extremo y analizar las coincidencias para dictar un veredicto a favor de una u otra. Una comparativa que, desde luego, estará cargada de spoilers, como no podría ser de otra manera. Al fin y al cabo, el tiempo que ha pasado desde el estreno de ambas lo justifica, creo yo.
Los que me conozcáis superficialmente podríais poner en duda que mi imparcialidadsea total, no en vano me confieso un Marvel Zombie, pero creo poder presumir de objetivo con sólo recordaros mi pésima valoración a 4 Fantásticos o mi reacción tibia a la reciente X-Men: Apocalipsis, mientras que confieso mi admiración por el Superman de Donner y me emocioné con la traslación a imagen real de Batman que hizo Tim Burton allá por los años noventa.
De todas formas, creo que este análisis debería interesar más a los aficionados al cine más alejados del mundo del comic que a los verdaderos fans, los cuales ya habrán sacado sus propias conclusiones (y he oído alegatos defensivos a favor de una u otra verdaderamente apasionados, por no decir radicales).
En cuestión de números la cosa está clara. Capitán América: Civil War ha ganado claramente. Siendo este su tercer fin de semana desde su estreno internacional (y tan solo el segundo de su estreno en Estados Unidos) ya ha superado la barrera de los mil millones, teniendo aún algo de recorrido para aumentar esa cifra. Batman v. Superman, sin embargo, se ha quedado en unos nada despreciables ochocientos setenta y un millones, que sin ser moco de pavo está muy por debajo de las expectativas que tenían sus productores. Se trata de un fenómeno similar al que sucediera con Spiderman 3 (esta sí arrasó en taquilla pero dejó unas sensaciones que provocaron la salida de Sam Raimi de la saga y el consabido reboot) y, más concretamente, con The Amazing Spiderman 2, el poder de Electro, cuyos resultados fueron más catastróficos (de nuevo los números fueron buenos, pero no lo esperado) y provocaron la cancelación de los contratos del director y protagonista y la liquidación de una saga con tramas inconclusas. 
Las primeras reacciones no han tardado en llegar: Zack Sneider en entredicho (dicen las malas lenguas que no ha caído de la silla de director de La Liga de la Justicia, parte uno porque no había tiempo material para buscarle sustituto; ya veremos qué pasa con la Parte Dos) y Ben Affleck (el gran triunfador de Batman v. Superman) ascendido a capitoste creativo (aparte de dirigir y guionizar The Batman también está ahora en tareas de producción y su presencia en Suicide Squad parece haber incrementado a última hora) y la creación de una productora derivada de Warner, DC Films, que, a imagen y semejanza de Marvel Studios, tenga el control creativo de las películas. Es decir, han aprendido de la competencia y sus películas la harán gente que sepa de comics, no de números. Además, se insinúan bailes de directores y deserciones en algún spin off como The Flash (y ya veremos qué pasa con Aquaman) y o mucho cambia la cosa o me atrevería a apostar a que nunca veremos una película de Cyborg en solitario. Ya veremos…
Pero, ¿qué pasa con el cine? ¿De verdad son tan diferentes Batman v. Superman y Capitán América: Civil War para haber provocado este cataclismo y estos debates tan intensos en las redes sociales? Pues desde mi personal punto de vista, sí. Ya analicé en su momento los motivos por los que creía que el film de Snyder fallaba, y mi opinión de la película de los Russo no pudo ser más elogiosa, pero sin las analizamos en conjunto la propuesta de DC cae aún más abajo, hasta el punto de que, de haberse estrenado con posterioridad a la de Marvel, dudo que hubiese llegado a merecer el simple aprobado por mi parte. Hasta tal punto ambas compañías son vasos comunicantes y lo que una haga afecta a la otra.
Warner se ha distinguido por querer diferenciarse siempre al máximo de las películas de Disney, prescindiendo de su sentido del humor y dotándolas de una oscuridad que han tomado por bandera. Imagino que el fracaso de Green Lantern y el éxito de la trilogía de Nolan habrán influido mucho en ello. En Marvel, sin embargo, se han atrevido a acercarse cuando convenía a esa oscuridad que otorga seriedad a una película de estas características sin por ello renunciar a sus señas de identidad. Capitán América: Civil War es la película más oscura de la saga hasta la fecha, y lo es sin renuncias a sus momentos de humor y entendiendo que esa oscuridad no debe ser literal. Se puede dar un tono sombrío a una historia sin necesidad de que todo suceda de noche y dotando de una insoportable amargura a todos sus personajes. 
Tras ver Civil War uno tiene la sensación de habérselo pasado bien, de que hay muchos momentos de humor y que hay mucha diversión intercalada con momentos de gran tensión y drama. Sin embargo, analizando bien a los protagonistas comprobaremos que chistes en boca del Capitán América hay muy pocos, absolutamente ninguno en el personaje de T’Challa y que El Soldado de Invierno solo se permite alguna broma cuando, a raíz de su incipiente amistad con Falcon, empieza a recuperar su humanidad. Esto es algo que se aprecia más analizando a fondo a Iron Man, sin duda el personaje que ha tenido mayor evolución a lo largo de toda la saga, y sus toques de humor son aquí más medidos y, en consonancia con la historia, van de más a menos. Todo muy coherente si recordamos los síntomas de ansiedad que ya demostraba en Iron Man 3 y que quedaron en el olvido (pasaban cosas más importantes) en Los Vengadores: la era de Ultrón.
Esto me hace recordar que, es tan redonda la película de los hermano Russo, que una de las pocas polémicas que ha generado es tan absurda como si el Capitán América merece formar parte del título o no. A mí me parece que sí, ya que la base de la historia continúa de los acontecimientos de sus películas, y de lo que va la historia es del enfrentamiento del Capi con el sistema, del conflicto del Capi con Iron Man y de la fe del Capi hacia Bucky/el Soldado de Invierno. Lo que sucede es que son tan autoconcientes de que esta película forma parte de algo mayor que se puede permitir arrastrar tramas de otros episodios, como es la relación que se empieza a intuir entre Wanda y Visión. Y es que esto es Capitán América, parte 3, pero también es Marvel, parte 13. En la acera de enfrente, sin embargo, el título sí repartía protagonismo, pero solo ahí. La confusión viene cuando Batman parece acaparar todo y es el que queda en el recuerdo tras visionar el film cuando el peso argumental, muerte incluida, recae sobre el papel en Superman. Esto por sí solo ya demuestra que algo no se está haciendo bien.
Indudablemente, a estas alturas entrar a valorar el trabajo de Sneyder y los Russo me parece casi insultante. Mientras el primero parece haber perdido toda la chispa y talento de sus primera películas (y no me vengan con cuentos de que el problema es del montaje, ya que un director debe responsabilizarse también de ese aspecto técnico del film) los dos hermanos le han cogido el pulso al cine de acción, con escenas espectaculares de grandes coreografías que quizá no sean tan plásticas visualmente como las de Joss Whedon en las dos Vengadores pero con un ritmo narrativo perfecto. Incluso el uso de la cámara en mano, nerviosa y algo confusa, de la escena de los Vengadores contra Crossbones (que en principio podría parecer la peor filmada) ayuda a crear esa sensación de caos y desconcierto que origina la catástrofe final.
Pero quizá lo más inteligente de Capitán América: Civil War haya que encontrarlo en su villano. Comedido y sin estridencias, esta versión de Zemo que poco tiene que ver con el de los comics tiene los mismos propósitos que el Luthor de Eisenberg, solo que él lo sabe hacer bien. Puede haber algún momento pillado por pinzas (toda película de superhéroes requiere de algún salto de fe), pero su plan es inteligente y consecuente con su historia, no como las absurdas ideas de Luthor, sin una motivación clara y con sensación de terminar improvisando a lo loco. 
Aplaudo, sobretodo, el falso giro final. En Batman v. Superman se siguen a rajatabla el guion más tópico y previsible de dos héroes enfrentados que deben unirse en pos de una amenaza mayor. En Capitán América: Civil War todo conduce al mismo camino, al momento en que el Capi e Iron Man hacen las paces para enfrentarse a los cinco Soldados de Invierno, en una hipotética batalla espectacular y destructiva final. Pero no, no va de esto la historia. Los cinco Soldados de Invierno son sólo un inteligente mcguffin para que el duelo final sea, como tiene que ser, entre los dos héroes. Y ahora sí que es una pelea brutal y sin compasión, dolorosa y amarga. Como lo era la de Batman y Superman con la salvedad de que allí se producía en mitad de la película, dejando para el final lo peor de la trama, y se solucionaba de manera absurda como buenos amigos.  Me pareció muy valiente por parte de los guionistas que la escena que todo el mundo esperaba ver, la del enfrentamiento entre todos los protagonistas en el aeropuerto, sea en mitad del metraje, como recordándonos que por más espectacular que pueda parecernos, no es eso lo importante del film. Y por esto, volvemos a lo mismo, esto no es una peli de Vengadores, sino del Capi.
Y también eso es lo que justifica que casi todo el humor de la película recaiga en esa escena. Porque a no ser esto en realidad un enfrentamiento entre héroes (son solo las circunstancias las que posicionan a cada uno en su bando correspondiente) no se pretende hacer sangre con el conflicto. A alguno de ellos, como es el caso de Spiderman u Ojo de Halcón, la cosa ni les va ni les viene. Precisamente la pugna entre Clint y la Viuda Negra lo define a la perfección: “¿Aún somos amigos, no?” le pregunta ella en plena pelea. “Depende de cuánto me pegues”, responde él. Y la pugna termina con la intromisión de Wanda, que le recrimina a él que está siendo demasiado blando. Un diálogo que puede parecer un simple chiste pero que define muy inteligentemente lo que está sucediendo: una lucha entre gente que no quiere hacerse daño entre sí.
Hablando de diálogos inteligentes: con qué efectividad se describe la situación de Tony Stark tras la presentación de su programa de becas. Dos simples frases con su asistente nos informa de su situación actual, y la conversación posterior en el ascensor define su último paso evolutivo que lo definirá en esta película.
Y este es otro aspecto en el que este film prevalece sobre el de Warner: la motivación de personajes. Aquí se toman su tiempo en definirlos y mostrarnos sus pensamientos. Tanto es así que conozco gente que al final de la película defendían a muerte la postura de Stark y odiaban a muerte al Capi, otros que pensaban justo al contrario y algunos que entendían a ambos y ponía a los altos estamentos como los malos del conflicto. Y aquí se aprovecha para lanzar un mensaje de hipocresía ante un gobierno acostumbrado a ejercer de mediador todopoderoso en todo conflicto que le interese sin tener que justificarse. 
No en vano la imagen de la “cordura y la sensatez” recae en Thunder Ross, el tipo que arrojó a la Abominación en medio de Nueva York para detener a Hulk. Claro que cuando argumenta que dos pesos pesados como el propio Hulk y Thor están en paradero desconocido uno también tiende a comprender su postura. Y en esa ambigüedad entre quien tiene razón y quien no (al final todos la tienen y todos se equivocan, incluso con Zemo es fácil empatizar) está el gran acierto.
¿Alguien sabe realmente porqué se pegan Batman y Superman? ¿No se os ocurre mil formas de actuar diferentes de cada uno (sobre todo de Superman, que como ya se vio en El Hombre de Acero, esto de tomar decisiones bajo presión no es lo suyo) para evitar el conflicto?
Y sobre las motivaciones y los sentimientos hay también dos escenas muy definitorias que parecen calcadas aunque digan cosas muy diferentes: Wayne abrazando a una víctima y mirando al cielo (a Superman) con odio y Stark abrazando a una víctima y mirando al cielo (a la huida del Capi, pero más allá, casi al infinito) con angustia y dolor. La primera marca el momento en que Batman decide que Superman es una amenaza. La segunda refleja cuando Iron Man se da cuenta de que han cruzado una línea y ya no hay marcha atrás. Chapó para las dos.
En fin, que si a alguien no le convence todo lo que estoy diciendo y no comparte la superioridad de la peli del Capi sobre la de Batman, le daré un último y definitivo argumento: Spiderman.
Wonder Woman mola, no diré que no. Y consigue algo parecido a lo que se hace con Black Panther, que esté deseando ver sus películas cuando a priori no me interesaban para nada sus personajes (aunque en el caso de la pantera hay un desarrollo de personaje que te permite conocer lo mínimo sobre él que no sucedía con la amazona), pero Spiderman… Spiderman es otra cosa.
Admito que su participación en la trama sea lo más forzado de la película (y la única crítica real que puedo hacerle al guion), pero está claro que es un caso evidente de “el fin justifica los medios”. ¿Qué pinta Spidey en medio de este fregado (sobre todo cuando Stark, que va contrarreloj, se permite viajar de Berlín a Queens para reclutarlo, le hace un nuevo uniforme y regresa con él a Berlín)? Absolutamente nada, lo admito. ¡Pero cuanto juego da! Si nos fijamos en la parte más desenfadada del film Spidey es el verdadero protagonista, robando escenas a todos los que están a su alrededor y haciéndonos creer que de verdad, ahora sí, vamos a ver al auténtico Spiderman en cine. Porque si alguno piensa que su participación es demasiado cómica dejadme que os asegure (y os lo dice alguien que ha leído absolutamente todo lo que se ha publicado del trepamuros hasta la fecha) que este sí es el auténtico Spiderman. Absolutamente perfecto en todos los sentidos, como Peter y como enmascarado. Como habla, cómo se mueve, cómo lucha… Lo han clavado, en serio.
Y ofrece otro punto a comparar con Batman v. Superman: los tráilers. Hasta en eso fallaron en DC, que enseñaron demasiado sin reservarse ninguna sorpresa para el final. Cierto que a muchos nos hubiese gustado más ver por primera vez a Spidey en la pantalla de cine, pero al menos hay que decir que su presencia en el tráiler (y su ausencia en todos los carteles promocionales) invitaba a pensar que su participación sería más bien testimonial. Incluso la batalla del aeropuerto se suponía cutre y pandillera por lo visto antes del estreno.
Hay en Capitán América: Civil War algunos detalles que casi parecían dirigidos directamente a la competencia. La perfecta presentación de Peter Parker sin mencionar a su tío Ben muerto ni usar flashbacks para contar una historia que todos sabemos y que tampoco es vital para la historia contrasta con la innecesaria escena inicial de Batman v. Superman reincidiendo en la muerte de los padres de Bruce Wayne. Una muerte que, por cierto, provoca la amistad entre los protagonistas por la coincidencia (el truco de guion más estúpido que he visto nunca en una película seria) de que la madre de ambos se llamaba Martha. En Civil War, la muerte de los padres de Stark es, en cambio, lo que provoca las diferencias irreconciliables al final de todo. Y hay una escena curiosa en la que el Capi y Falcon interrogan al Soldado de Invierno en la que este, para demostrar que tiene el control sobre su muerte, explica detalles personales de su pasado con Steve Rogers. Cuando comienza diciendo: “tu madre se llamaba Sarah”. Hubo pequeñas risitas en el cine. ¡Menos mal que no dijo Martha! Y cuando al final de la secuencia Falcon comenta: “¿Dos cosillas y ya nos llevamos guay?”, ¿no os pareció una pulla directa a la peli de Snyder”?
En fin, estas son mis conclusiones sobre estas dos obras “agermanadas” en su rivalidad que me apetecía compartir con vosotros. Entiendo que muchos no estéis de acuerdo con ellas, pero si Capitán América: Civil War trata sobre el debate y las opiniones contrapuestas, las críticas de la película deberían seguir el mismo camino, ¿no?
Y si queréis, ya sabéis, cometarios aquí o en Facebook siempre serán bien recibidos. En breve llegará Suicide Squad y un par de meses después Doctor Strange, pero ya no será lo mismo, ¿verdad?

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