Seguimos
en plena vorágine de blockbusters basados en superhéroes con el cuarto estreno
comiquero en lo que llevamos de año (y aún quedan dos) y seguimos con la tónica
de unos resultados muy irregulares, un regusto a película fallida y unas
críticas muy enfrentadas.
Con
todo, la mayoría de opiniones son más bien tirando a flojas, algunas que la
califican incluso de desastre total. Y, la verdad, no creo que la última
entrega de los X-Men sea para nada una mala película. Lo malo es que tampoco se
puede calificar como buena.
X-Men: Apocalipsis adolece de los mismos errores que se están repitiendo
con demasiada frecuencia en este género: planteamientos interesantes y bien
desarrollados que derivan en finales vacíos y poco inspirados, meras muestras
de destrucción donde se olvida la construcción de personajes o las motivaciones
intrínsecas de cada uno. Y eso es algo que se comprueba en las propias
interpretaciones de los actores. Michael Fassbender está magnífico en todas las
escenas iniciales, en las que trata de huir de lo que es y del pasado que lo
estigmatizará de por vida pero parece actuar con el piloto automático en cuanto
se disfraza de Magneto y empieza a lanzar objetos metálicos por el aire.
Se
ha acusado a la película de tener un guion absurdo e incomprensible, y
ciertamente debo reconocer que yo mismo no entendí de qué iba la película. No,
no me refiero a que no se entienda la trama argumental, sino que el problema
está en el fondo. Como en los recientes films de Zack Snyder cuesta comprender
las motivaciones de un villano más que la destrucción más simple y primigenia,
y no digamos ya de sus cuatro acólitos, que si actúan corrompidos por el poder
o por decisión propia nunca termina de quedar claro.
Puede
que el principal problema de Bryan Singer (al cual, seamos justos, nunca se le
podrá agradecer lo suficiente lo que hizo por el género con las dos primeras
entregas de la saga), es que no tiene el talento suficiente para controlar un
escenario tan amplio.
Esta es, posiblemente, la entrega de la saga en la que
más mutantes aparecen, y el reparto de protagonismo está muy descompensado.
Lejos de lo que fueron capaces de hacer Joss Whedon con Los Vengadores o los hermanos Russo en Capitán América: Civil War, Singer no es capaz de hacer brillar a
sus mutantes como merecen, de manera que algunos son simples comparsas que no
llegan a lucir nunca como merecen.
Es el caso de una desaprovechada Tormenta,
una Mariposa Mental cuyo único cometido parece ser demostrar lo bien que luce
Olivia Munn el uniforme, o una Bestia que hace poco más que pegar saltos y
gruñir a cámara. Y no es exactamente que no hagan nada durante la película,
sino más bien que dejan la sensación de que no lo hacen, ya sea porque no se
sabe dar buen uso de sus habilidades o porque lo que hacen es tan funcional y
poco espectacular que uno olvida rápidamente sus escenas de lucimiento. Algo
parecido me pasa con Ángel, que ni siquiera entiendo porqué Apocalipsis lo
incluye como uno de los mutantes más poderosos.
Mención
aparte merece Mística, un personaje que ha quedado demasiado hipotecado a la
fama de su actriz que obliga a que sea centro de atención y líder del equipo
(¿pero no era mala?) aunque tampoco se le vea hacer nada relevante en toda la
película.
Puede
que X-men: Días del futuro pasado
mostrase ya los mismos síntomas de agotamiento y falta de talento para
orquestar una película tan coral, estando la mayor parte de las críticas
negativas centradas en el nulo desarrollo de personajes en el futuro, pero al
menos ahí estaba claro que los protagonistas de verdad estaban en el pasado,
con el trío Xavier, Mística y Magneto en el centro, Lobezno de artista invitado
y Mercurio como cameo estelar (Bestia está, otra vez, de simple comparsa). Pero
está claro que eso no es lo que Singer pretendía en esta nueva entrega.
También
chirría un poco el tema del reparto, en el que los veteranos demuestran cierta
desidia (Jennifer Lawrence está aquí o bien obligada por un contrato o bien por
ganar algo de dinero fácil, porque lo que se dice interpretar, interpreta bien
poco) mientras que los nuevos no terminan
de tener el carisma necesario. También debo confesar que quizá tenga un
problema personal con la nueva Jean Grey, ya que a Sophie Turner ya no la trago
ni en Juego de Tronos, así que quizá
no sea demasiado objetivo con ella.
Otra
cosa que, por cierto, me saca del film es su cronología. Es simpático, original
incluso, que cada una de las secuelas suceda en una década diferente de nuestra
historia (aunque las referencias históricas en esta se pierden a mitad del
metraje), pero ¿de verdad tenemos que creer que Evan Peters tiene casi diez
años más que en X-Men: Días del futuro
pasado y que para Jennifer Lawrence, James McAvoy, Michael Fassbender o
Nicholas Hoult han pasado cerca de veinte desde X-Men: Primera generación?
Soy
consciente de que sólo estoy diciendo cosas malas de la película cuando he
empezado diciendo que no es mala. El caso es que hay también cosas buenas en X-Men: Apocalipsis, pero todas ellas son
en el aspecto visual. Hay momentos espectaculares, la escena de Mercurio vuelve
a ser la más recordada y no provoca aburrimiento en ningún momento. Incluso
hasta se hace un poco corta. Lo que pasa es que cuando se está ante la sexta
entrega de una saga (sin contar las dos de Lobezno y Deadpool) que empieza a ir
cuesta abajo. X-Men: Apocalipsis es
posiblemente la más floja de las seis (sí, a mí X-Men: La decisión final me gustó más, ¿qué le voy a hacer?) e
invita a pensar que quizá sea el momento de que Singer deje el puesto a otro
director que llegue con fuerzas renovadas y de un nuevo aire a la saga (tal y
como hiciera Matthew Vaughn en X-Men:
Primera generación).
En
resumen, que la nueva entrega de X-Men es una de esas películas para no
pensarlas demasiado, que se disfrutan en la sala de cine pero totalmente
intrascendentes y olvidables en cuanto termina la proyección.
La
pregunta es: ¿Hasta cuándo piensan estirar un chicle que ya ha perdido su
sabor? Posiblemente, hasta que Hugh Jackman (innecesaria aparición que, no
obstante es de lo mejor de la película) quiera. Sin él los X-Men no son nada. O
eso parecen creer sus productores…
Valoración:
Cinco sobre diez.
Bastante de acuerdo en casi todo lo que comentas. Por lo que te estoy leyendo, parece que tenemos gustos parecidos, así que me apunto tu blog desde ya. Te invito a visitar el mío donde también hablo de esta película aquí: http://dentrodelmonolito.blogspot.com.es/2016/05/x-men-apocalipsis-bryan-singer-2016.html
ResponderEliminarUn saludo!