Nueva vuelta de tuerca a la historia creada por Takashi Shimizu para la película japonesa homónima de 2002. Con Sam Raimi volviendo como productor al terreno que mejor conoce, el del terror, y Nicolas Pesce como director y guionista, la historia se aleja lo suficiente del original (y de su anterior remake americano, aquí titulada El Grito, igualmente producida por Raimi y con Shimizu repitiendo como director) como para ofrecer una vertiente interesante en lugar de ser una simple repetición de elementos ya conocidos.
A medio camino entre la secuela (sería la cuarta entrega de la supuesta saga) y el remake, La maldición (the gungre) presenta la historia de una mujer policía y su hijo que se trasladan a un pequeño pueblo en busca de una nueva vida tras la muerte del marido y donde se topará con una cadena de terribles crímenes que la llevarán hasta una casa supuestamente maldita. Con un corte más policial de lo habitual (tiene incluso algo de buddy-movie gracias a su relación con el detective Goodman), la película no rehúye de los tópicos del género, pero tampoco se deleita en exceso con ellos. No abusa, por ejemplo, de los jumpscares y presta más atención de lo habitual en la historia y en el análisis de los personajes, lo que confirma esta tendencia del cine de terror más reciente por buscar la angustia a través del drama antes que mediante la sangre o los simples sustos.
Además, el juego de las historias paralelas a modo de flashbacks o lineas temporales alternas, ayuda a no sucumbir en la letanía.
No es que sea nada novedoso, pero sí hará pasar un buen rato (o malo, ustedes ya me entienden) a los aficionados del género.
Valoración: Seis sobre diez.
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