Noche de Venganza, del director suizo Baran bo Odar, es un remake de la
película francesa del mismo título escrita y dirigida por Frédéric Jardin en el
2011. No es nada novedoso que Hollywood se fije en éxitos de otras
cinematografías para dar su propia versión, y también suele ser habitual que el
producto resultante esté muy por debajo del original, pero en el caso que nos
ocupa el resultado roza el ridículo.
Noche
de venganza parece querer estar a medio camino entre las películas de
justicieros al estilo Charles Bronson (con John Wick como mejor representante moderno) o las intrigas policíacas con
corrupción de por medio que tan bien se le dan a Michael Mann. Sin embargo, lo
finalmente conseguido por Baran do Odar roza más el vodevil más esperpéntico
que podría haber sido una estupenda comedia de enredos pero que, por querer
tomarse completamente en serio a sí misma, resulta insultantemente estúpida e
irrisoria.
Vincent
es un policía corrupto que, junto a su compañero Sean roban veinticinco kilos
de droga al tipo equivocado. Cuando este se entera secuestra al hijo de
Vincent, exigiendo que este le devuelva la mercancía robada en el hotel de Las
Vegas que regenta, cosa que se complicará cuando Bryant, la agente de Asuntos
Internos que le va tras la pista, se cruce por su camino. Un argumento muy
manido pero que, con un buen trabajo, podría haber cosechado interesantes
frutos. Pero por alguna razón que se escapa a mi comprensión el guionista se
empeña en que toda la acción quede concentrada en el interior del susodicho
hotel, teniendo así a un montón de actores que aparecen por escena sin ton ni
son, deambulando por diversas estancias del local sin decidirse nunca a huir de
él y actuando siempre de la manera más absurda y disparatada posible. La
película pretende ir sobre policías corruptos y mafiosos muy malvados, pero a
la hora de la verdad lo único que nos muestran es a policías a cuál más
incompetente y a unos villanos torpes y patosos que invitan todo el rato a
echarse unas buenas carcajadas en este thriller que termina derivando en una
alocada comedia involuntaria.
Lo
curioso del caso es que para ello se ha recurrido a un buen elenco de actores,
la mayoría de los cuales debería tener una conversación muy seria con sus
respectivos agentes. Jamie Foxx, Michelle Monaghan, Scoot McNairy, Dermot
Mulroney, David Harbour o T.I. emborronan sus currículos con esta patochada que
tiene un desarrollo tan plano como la anterior El Círculo pero que ofende todavía más al espectador por las
decisiones que toma en cada momento director y guionista, a cuál peor, hasta
llegar a un momento de no retorno donde ya nada tiene sentido y todo el
sentimiento dramático que se quisiera transmitir es definitivamente aniquilado.
Noche de venganza es un subproducto de esos que si no llega a ser por
la inminente Fiesta del Cine seguramente habría acabado yendo a parar
directamente al DVD y que no tiene más sentido que por burlarse ante la
constante suspensión de la credulidad a la que obligan en todo momento. Pasar
por taquilla para verla es tirar el dinero.
Valoración:
tres sobre diez.
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