Basada
en la obra de Nikolai Leskov, Lady Macbeth es una película especial, no apta para todos los públicos, no ya
por su contenido sino por sus maneras. Con una puesta en escena pausada y un
ritmo mínimo, sin que la música ni los diálogos cobren protagonismo en ningún
momento y con escases de planos exteriores, William Oldroyd basa todo el poderío
de la película en la interpretación de sus protagonistas (apostando ciegamente
por su actriz principal, Florence Pugh) y en su uso de la cámara, donde los
alardes quedan olvidados para abusar de planos fijos y primeros planos de la
muchacha que contagien al espectador de sus sentimientos.
Katherine
es una mujer obligada a casarse a la fuerza con un hombre que nunca la va a
saber amar, quedando atrapada en una familia que la asfixia en silencio. La
soledad, la apatía y la incomunicación hacen de Katherine una mujer desgraciada,
necesitada de algo que quizá no pueda llegar a conocer nunca. Sin embargo, hay
ocasiones en las que el paso de victima a verdugo no es demasiado complicado.
Con
estos elementos, Oldroyd construye una película angustiante en su sencillez,
que sin apenas contar nada contagia en el espectador la angustia y la claustrofobia
interna de la protagonista y que consigue estremecer sin llegar a pretender
nunca adoctrinar.
De
hecho, una vez finalizado el visionado, cuesta decidir cuáles son los
sentimientos que abordan a ese espectador que, convertido en cómplice, no es digno
de juzgar los actos de la protagonista, incapaz quizás de decantarse entre
odiarla, amarla o compadecerla.
Sin
escenas especialmente truculentas o de violencia gratuita, la película logra
incomodar y resulta por momentos salvaje y turbadora, aunque la parsimonia con
la que se desarrolla la acción pueda llegar también a exacerbar.
Lady Macbeth es, pues, una historia que no deja a nadie
indiferente, que remueve mente y alma, pero a la que le falta un punto para
conseguir esa grandeza que su director sin duda está buscando, quedando a medio
camino entre el desconcierto y el aplauso.
Valoración:
Seis sobre diez.
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