Podría
ser que algún lector habitual se escandalice de ver que puntúo igual una película
tan banal como Emoji (el hecho de hacer
un film basado en los emoticonos del móvil ya lo dice todo) que la gran apuesta
del cine español de animación que supone Tadeo Jones 2: el secreto del Rey Midas. Y puede que incluso tenga motivos para
hacerlo. El crítico (u opinador, elijan ustedes) no puede ser nunca objetivo
del todo, y ya he comentado en otras ocasiones como los prejuicios que a priori
se puedan tener sobre una película puede terminar por jugar a favor de la
misma.
Efectivamente,
no daba un duro para esta mamarrachada que es Emoji, una idea tan absurda en su planteamiento como las
pretensiones de hacer una película basada en el Tetris o en el Monopoly. Sin
embargo, una vez se apagan las luces de la sala, me encontré con una propuesta
desenfadada y divertida, una locura visual bastante simpática a la que solo
pude encontrar dos puntos negativos. Dos puntos importantes, no obstante.
Por
un lado, la película a la que quiere parecerse. No me cabe la menor duda que
los creadores de Emoji habían visto varias
veces Del Revés (Inside out) para
inspirarse y los submundos que hay en el interior de un móvil en forma de
aplicaciones recuerda muchos a los recovecos del cerebro de un niño como se
veía allí. Y quizá la peluca azul de la protagonista femenina sea una confesión
involuntaria de ello. Y claro, si os ponemos a comparar esta comedieta con esa
obra casi maestra… Pues ahí sí que no hay color.
La
segunda pega está en el tono excesivamente infantil de la misma. Volviendo a
compararla con Del Revés, podrían
haber apostado por el despiporre visual colorista que entusiasmaría a los niños
y dar un poco más de contexto a la trama y los diálogos para contentar a los
mayores. Al fin y al cabo, ningún niño en su sano juicio se enteró de qué iba Del Revés, ni falta que les hacía. ¿Más
contexto y mejores diálogos a una película protagonizada por emoticonos, os preguntaréis?
Pues sí, porque por momentos la película parece querer reflexionar sobre la alienación
de los jóvenes (y no tan jóvenes) de hoy en día por culpa de sus móviles y los
peligros de Internet, pero enseguida se desvinculan de la idea no vaya a ser que
asusten a alguien. Que se haga un chiste sobre lo que un adolescente pueda
querer ocultar a sus padres y que la respuesta sea música rock y piratas es
como muy tontorrón, y que tras los chistes más nerds, como el de los trols de
Internet, haya que explicarlos por si alguien no lo ha pillado, pies desvirtúa
la cosa.
Pero,
aun así, la película es una aventura que se deja ver, entretenida y con algún golpe
de ingenio que funciona. Nada original en cuanto a concepción de personajes y
situaciones y que desaprovecha a algunos emoticonos que podrían haber dado más
juego, pero suficientemente loca como para merecer ser salvada de la quema.
Valoración:
cinco sobre diez.
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