Aunque
normalmente evito en la máxima medida de lo posible el uso de Spoilers en mis
comentarios, en esta ocasión voy a traicionar mi propia regla y, en el propio
título de la entrada, os he spoileado sobre qué iba a tratar la reflexión catódica
de este mes.
Bromas
aparte, vivimos una época en la que el tema de los Spoilers en televisión
conviene ser cuidadosamente analizado. ¿Nos hemos vuelto todos locos de repente?
Recientemente ha concluido la penúltima temporada de Juego de Tronos y para algunos poder verla con tranquilidad se ha
sido una verdadera tragedia. Conozco gente que ha abandonado las redes sociales
durante el tiempo en que ha durado la emisión, que ha bloqueado sus cuentas o
que ha convertido a algún amigo en enemigo de por vida por explicarle quien
muere y quien ama en esta séptima temporada.
Yo,
por mi parte, no he tenido demasiado problema. Aunque casi todos mis contactos
pertenecen al mundo del frikismo no sé si es que mi participación en las redes
es muy mínima o si estos amigos son más considerados que la media, pero lo
cierto es que he conseguido ver esta temporada de un tirón una vez había
terminado ya su emisión semanal (me gusta hacer maratones de un capítulo al
día, llamadme caprichoso si queréis), y el único spoiler que me he tragado ha
sido referente a dos personas que iban a terminar compartiendo lecho. Nada
digno de suicidarme.
Sin
embargo, ¿es realmente tan dramático que alguien nos avance un detalle de lo
que va a suceder? En España, por poner un ejemplo, tenemos la costumbre
contraria. Si uno ve una serie nacional, tipo El Ministerio del Tiempo o El
Incidente, al término del episodio en cuestión se ofrece un avance del
próximo. ¿No es eso, acaso, el máximo exponente del concepto de spoiler?
Recuerdo
mis años de infancia, cuando apenas había un par de canales hasta que empezaron
las autonómicas. En aquel momento no existía la palabra spoiler, y el que
alguien te destripara algo interesante que iba a suceder en el siguiente capítulo
de tu serie favorita no solo no estaba mal visto, sino que se usaba como
reclamo publicitario. ¿Quién no se enteró de la muerte de Chanquete o de que
iban a disparar a J.R. por las revistas? Y, en lugar de clamar al cielo, nos
sentíamos más atraídos todavía a la pantalla del televisor.
Posiblemente
fuese Perdidos quien puso de moda
esto de los Spoilers. Y posiblemente también ese mismo concepto fuese quien
condenase la serie. Antes de la obra de J.J. Abrams no había este uso
indiscriminado de las redes sociales ni se descargaban “alegalmente” las series
de manera compulsiva. Con Lost todo
el mundo jugaba a especular sobre lo que iba a suceder, hasta el punto que sus
guionistas cambiaban sus libretos obligados a sorprender siempre (con lo que se
llegó a rozar un sinsentido argumental que lo lio todo en exceso). Ya por aquel
entonces estaba prohibido comentar la serie si había alguien presente que no la
llevase al día.
Desde
entonces, cada serie con un mínimo de argumento río es merecedora de la máxima
discreción, siendo Juego de Tronos la
última gran prueba de ello. Sin embargo, ¿no estaremos exagerando un poco con
el tema?
Ya
en cine se están rozando cotas muy extremas. Yo mismo evito ver trailers de las
películas más esperadas (sobre todo porque últimamente los avances se dedican a
destripar demasiadas cosas) y me gusta verme sorprendido ya en la propia sala
del cine, pero eso no significa que todo lo que uno ve merezca el mutismo más
absoluto. Vale que si te explicaban el final de El sexto sentido te estropeaban la experiencia, pero he llegado a
conocer a gente que se ha enfadado (y no es broma, os lo puedo asegurar) porque
alguien le había adelantado que al final de Titanic
el barco se hundía. Demencial, ¿no?
En
el caso de la televisión la cosa se ha vuelto más radical, en parte porque la mayoría
de los estrenos de cine se coordinan (como debería ser siempre) para que sean
internacionales. Pero en el caso de las series, donde el tema del doblaje es
más complicado (precisamente por evitar las filtraciones, es decir, los
spoilers), aunque últimamente se están poniendo las pilas y algunas como la
mencionada Juego de Tronos o The Walking Dead se emiten en España tan
solo un día después de su estreno en los Estados Unidos.
Entiendo
la angustia porque nadie te estropee un giro de guion interesante, pero el
pánico se ha extendido tanto que ha llegado incluso a títulos como The big Bang Theory. ¿En serio? ¿Tan
dramático es que alguien te avance algo de lo que va a suceder en una sit com?
De
todas formas, de todo hay en la villa del señor. Un amigo mío se descargó
íntegro los guiones de esta séptima temporada de Juego de Tronos, y disfrutó de los ocho episodios sabiendo de
antemano lo que iba a suceder, así que para gustos, los colores.
Como
sea, pienso que se está exagerando un poco las cosas. Al final, entre los
canales que te retiran los episodios a las pocas semanas por no tener los derechos
íntegros, los que te ofrecen un streaming sin fecha de caducidad y la gente que
se descarga las series de internet es muy difícil que todo el mundo vea algo al
mismo tiempo, con lo que se están eliminando las conversaciones sobre
argumentos y sorpresas de cada serie, algo que ayudó mucho a la difusión y
popularidad de Perdidos. ¿No es, a la
larga, perderse de un aspecto positivo más del producto?
Por
lo menos los autores que adaptan la inacabable obra de R.R. Martin no parecen
obsesionarse mucho con el asunto. Sí, han anunciado que rodarán varios finales
de la conclusión definitiva de la serie para que nadie sepa (ni siquiera los
propios actores) cuan es el verdadero, pero tampoco se lían la manta a la
cabeza inventando giros ridículos para evitar que los fans los adivinen de
antemano. Algunos acusan a esta séptima temporada de previsible, pero nadie
podrá negar que es coherente con lo que se venía narrando hasta ahora. Y, al
final, eso es lo que importa, ¿no?
Mi
consejo es que intentemos relajarnos un poco más y no nos obsesionemos tanto
con los spoilers dichosos que, además, no tienen una fecha de caducidad clara.
Porque esa es otra: ¿durante cuánto tiempo se consideran spoilers? A día de
hoy, ¿se puede comentar ya un capítulo emitido hace unos meses? ¿O una serie de
hace años? ¿O se enfadará alguien conmigo si les digo que bajo la piel de
humanos de los extraterrestres de V
se esconden en realidad rostros de lagartos? Alguien habrá que no haya visto aún
la serie de 1983 y justo pensara hacer ahora hasta que le he reventado la
sorpresa…
Pues
eso, menos estrés y más disfrutar de la televisión a nuestro ritmo, que si la
trama es buena tampoco resultará tan crucial saber de antemano algún giro
concreto. ¿O acaso es imposible ver por segunda vez esa serie que tanto nos
gusta? Porque no nos engañemos: si todo el atractivo de una historia es una
sorpresa concreta de su desenlace, es que algo está fallando, digo yo…
Eso
sí, algo bueno que tienen los spoilers es la cantidad de memes que han
originado. De regalo, una muestra.
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