domingo, 8 de julio de 2018

HEREDITARY

Debo confesar que me acerqué a ver esta película con cierto temor en el cuerpo. Algo bueno, podríais pensar, ya que se trata de un film de terror, pero el miedo que sentía no era hacia lo que me pudiera asustar la historia, sino ante el desmedido hype que la precedía. Decían de ella que era la película de terror definitiva, la mejor de la historia, la que ibas a suponer un antes y un después en el género. Y aunque eso se ha dicho muchas veces de muchas películas, esta vez las voces que la alababan parecían ser más efusivas que nunca. Y luego está, claro, la dicotomía habitual entre los que la adoran y la odian, que tampoco son escasos.
En vista del panorama, me esperaba una película complicada, quizá demasiado intimista y diferente a lo que nos suele ofrecer el género, algo positivo pero también muy arriesgado. Pero afortunadamente, pese a que Hereditary podría jugar en la misma liga que esas películas extrañas y diferentes como La bruja, no está tan alejada de las convicciones propias como para sentirse extraño ante ella.
Ya he comentado en alguna ocasión que el cine de terror está tomando una nueva dirección, más centrada en el drama interno que en el susto fácil, lo que hace que triunfen títulos como Un lugar tranquilo mientras Winchester caía en el olvido. Y en ese sentido, Hereditary cumple con creces, pues detrás de una historia de fantasmas y posesiones (y no soy más específico por no develar nada crucial de la trama) se encuentran los esfuerzos de una familia por permanecer unidos ante el dolor por la pérdida de un ser querido.
Hereditary propone un descenso a los infiernos del dolor y la desesperación, desgarrando desde dentro una unidad familiar con secretos y rencores, en una historia contada con tanta inteligencia que es en un segundo visionado donde más se puede disfrutar, descubriendo así que los giros inesperados de guion no son nada caprichosos y que todo está milimétricamente pensado desde el principio.
Puedo entender que nos ea una película apta para todo el mundo, aunque parece que el debate principal está entre los que la consideran un gran drama con el terror como excusa de fondo y los que la consideran una gran pieza de miedo con la tragedia de adorno. Sea como sea, ambas versiones son aceptables, como si su autor, un Ari Aster con las ideas tan claras como para rechazar los múltiples proyectos comerciales que le están ofreciendo desde el Hollywood más convencional, quisiera invitar al espectador a participar en la historia aportando su propio punto de vista, aunque advirtiendo, eso sí (y esto no lo consideréis un spoiler, sino una aclaración que ayudará a disfrutar mejor de la película) que todo lo que sucede en el film es real (narrativamente hablando), sin caer en escenas tramposas en las que no se sabe nunca cuando se está viendo lo que sucede o lo que un personaje determinado cree ver en su mente.
No me parece, desde luego, que Hereditary sea la película definitiva, aunque la he disfrutado mucho, consiguiendo un malrollo insano y enfermizo y dejando un malcuerpo gracias a una historia con muchas sorpresas (algunas incluso tan radicales que es lo que más a desconcertado a la gente) y unas interpretaciones magníficas.
No, no es la película definitiva. Pero sí una gran película. Y una prueba más de que en el cine independiente el género de terror tiene una salud envidiable, alejada de los convencionalismos que en su momento James Wan, Jason Blum y compañía nos impusieron.


Valoración: Ocho sobre diez.

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