domingo, 8 de julio de 2018

TULLY

Hace tiempo que Jason Reitman dejó de ser el hijo de Ivan Reitman para crearse un nombre propio dentro del mundo de la dirección, sobretodo a partir de la notable Up in the air. Desde entonces su carrera ha ido en clara decadencia, sobretodo a raíz de las aburridillas Una vida en tres días y Hombres, mujeres & niños, siendo su colaboración con la guionista Diablo Cody (la cual tampoco ha tenido una carrera demasiado brillante cuando se ha alejado de Reitman) lo que mejores frutos le ha dado.
De esta manera, Tully podría ser casi el cierre de una trilogía que comenzó con Juno (el primer gran éxito del director) y que se completa con Young adult, ya con Charlize Theron como protagonista.
Basándose de nuevo en sus propias experiencias, Diablo Cody retrata en Tully los problemas de una mujer de clase media para lidiar con la compatibilidad entre su trabajo, la casa, sus dos hijos y su nuevo embarazo. Pero tras dar a luz el agotamiento al fin hace mella en ella, entrando en una especie de depresión post parto para la que su hermano parece tener la solución ideal: contratar a una niñera de noche que le permita descansar convenientemente.
Con esta película se reafirma la sensibilidad de Reitman por las cuestiones femeninas y su habilidad para compaginar situaciones estresantes y mentalmente agónicas con un sentido del humor sutil y efectivo, muy apoyado, eso sí, en la brillante interpretación de Theron, que aun pese al esfuerzo de haber engordado más de veinte quilos para adaptarse a la realidad de su personaje demuestra que se puede hacer un gran trabajo actoral más allá de los méritos de la propia caracterización. Theron, bien acompañada por Mackenzie David (la prostituta de Blade Runner 2049), está en la práctica totalidad de planos de la película y es el motor que permite que todo funcione a la perfección.
Reitman y Cody usan un inteligente recurso para transmitir los miedos y las ansiedades de la protagonista, rescatada por una especie de Mary Poppins nocturna, que propicia un interesante giro final que, pese a que se empieza a intuir en algún momento anterior, está bien trabajado y resulta totalmente creíble, a diferencia de lo que sucedía en otra película reciente con el mismo recurso narrativo y que no voy a mencionar ahora por aquello de los spoilers.
Interesante propuesta, en fin, sobre las dificultades de ser madre y el agotamiento físico y mental que puede llegar a suponer y bonita lección sobre como sobrellevarlo (por más que algunos puedan cuestionar la falta de realismo de su resolución), al que sí le echo en cara, sin embargo, un exceso de explicaciones que, como siempre, cuestiona la capacidad del espectador para entender lo que le están explicando.

Valoración: siete sobre diez. 

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