Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte (que así es como se tituló en
España la novela Det som inte dödar oss
y que en inglés es The girl in the
Spider’s Web), es la nueva adaptación al cine de una obra de la saga Millenium, aunque esta vez no se apoya
en los textos de Stieg Larsson, sino de David Lagercrantz, quien se hizo cargo
de los personajes tras la muerte de su creador.
Lo
primero que se detecta en el film es, precisamente debido al cambio de autor,
las notables diferencias entre el personaje protagonista femenino, una Lisbeth
Salander convertida ahora en justiciera de la noche en una trama que relega a
secundario a su compañero periodista Mikael Blomkvist. Además, durante el
visionado hay cierto desconcierto ante la falta de identidad de la película.
Después de la trilogía original sueca, no queda muy claro si esta nueva entrega
es una secuela directa de Los hombres que
no amaban a las mujeres, de David Fincher o si es más bien un reboot. Lo lógico, debido al cambio de
actores (y de edades) para los personajes protagonistas, sería pensar eso, pero
las constantes referencias al pasado de ambos (como si debiésemos saber ya algo
de antemano) y el hecho de que Fincher se mantenga como productor ejecutivo
ayuda a ese desconcierto. Afortunadamente, la película es tan endiabladamente
entretenida que uno pronto se da cuenta de lo poco que importa ese hecho y se
deja llevar por la acción que refleja la pantalla, en contradicción con ese
tráiler que se me antojo muy aburrido y que provocó que me apeteciera poco o
nada acercarme a ver este film.
En
esta ocasión, el elegido para la silla de director ha sido el uruguayo Fede Alvarez,
que tras el decepcionante remake de Posesión Infernal y la atractiva (aunque algo irregular) No Respires, está demostrando ir de menos a más y posicionarse con
paso firme en Hollywood. Suyo, y de la actriz Claire Foy, son los principales méritos
que se puedan encontrar en esta Millennium.
Como
ya he dicho, la película es puro entretenimiento, con un empaque visual muy
bueno (no es Fincher, eso está claro, pero si nos dejamos de comparar la verdad
es que el resultado es más que correcto) y con un ritmo tan acertado que hace
que uno ignore las flojezas de su guion. Además, estamos ante una Lisbeth más
cercana a una versión femenina de James Bond que al hacker a la que estábamos acostumbrados,
y la deconstrucción de su historia, jugando con los fantasmas de su pasado y su
propia psique, recuerdan bastante al Skyfall
de Sam Mendes, por lo que es una lástima que no hubiese repetido para el papel
de Blomkvist Daniel Craig. Sin embargo, por más que se esfuercen en realizar un
viaje interno retorcido y enfermizo, el tratamiento de personajes, más allá de
la propia Lisbeth, es demasiado superficial, y los excesivos juegos
tecnológicos que terminan siendo un deus ex machina para que las cosas sucedan
como deben suceder no hacen más que aportar una sensación de inverosimilitud a
una trama rebuscada pero, a la vez, muy previsible.
Así,
estamos ante una película que gracias a su factura técnica resulta apasionante
y muy disfrutable, casi como si Alvarez se estuviese ofreciendo para hacerse
cargo de la próxima Misión Imposible, aunque sin en sentido del humor de
aquella, pero que no consigue ser tan trascendental como se propone. Esta nueva
encarnación de Lisbeth me ha gustado, y espero ansioso que anuncien alguna
nueva entrega de la saga (si es que esto es una saga, que ya no lo sé), aunque
tampoco creo que los detalles del film vayan a perdurar en mi memoria por mucho
tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario