sábado, 20 de abril de 2019

EMBOSCADA FINAL

El mito de Bonnie y Clyde es tal que prácticamente se han convertido en personajes de leyenda, de esos cuya ficción se entremezcla con la realidad de forma confusa. Comparados, por un lado, con Robin Hood en versión moderna por la simpatía que despertaban entre el pueblo, y con Jack el Destripador, por otro lado, por ser uno de los primeros delincuentes en alcanzar fama mundial, la realidad sobre su historia es tan confusa como la de esos otros dos personajes, más cerca de la ficción literaria que de la realidad.
Parte de ello se debe a la versión romántica que de la pareja se ha dado en el mundo del cine, siendo Bonnie & Clyde de Arthur Penn la obra más significativa. El clásico de 1967 seguía de cerca la historia de la pareja de amantes, convirtiéndoles casi en héroes y maquillando ligeramente el desenlace final para ampliar la leyenda.
Emboscada final, una de las últimas películas de Netflix, pretende poner el foco en el otro lado de la historia, la del ex ranger Frank Hamer al que contratan para su detención y posterior ejecución. Siendo Kevin Costner el elegido para el papel, resulta difícil no encontrar ciertos paralelismos con su trabajo en Los intocables de Elliott Ness, y cuesta pensar que John Lee Hancock no tuviese la película de Brian de Palma en mente al preparar esta Emboscada Final.
Dejando de lado la realidad histórica (al final parece que ninguna de las dos películas mencionadas terminan de ser completamente fieles a la historia, si es que algún día conoceremos lo que realmente hicieron los dos criminales), el principal problema de Emboscada final es que, como su propio título avanza, todo está centrado en ese asalto definitivo de las fuerzas de la ley contra Bonnie y Clyde, cuya secuencia en la película de Penn es tan icónica que se me hace difícil que alguien pueda considerar hablar de ese final como u spoiler. Como fuese, el hecho de construir todo un film pensando en llegar a una escena concreta hace que durante muchos momentos la acción sea algo tediosa, resultando algo superficial y aburrida. Y eso que el binomio entre Costner y Woody Harrelson como compañeros de viaje (la contraposición entre sus personalidades y el mucho tiempo que comparten coche por carreteras americanas obliga a pensar ahora en True Detective) funciona muy bien y la ambientación es impecable. Pero algo falla en el ritmo de la narración, aparte de que poner el foco en Hamer en lugar de en Bonnie y Clyde es jugar directamente al caballo perdedor por la diferencia de interés entre ellos.
Al final, la película, que no aporta nada demasiado novedoso para los que recordemos el Bonnie & Clyde original), resulta algo aburridilla en espera a la llegada de su tercer acto, este más satisfactoria, dejándose ver como una curiosidad (esa devoción de las gentes de pueblo hacia los fugitivos, los intereses creados alrededor de la gobernadora), pero que no suma demasiado a lo visto anteriormente sobre estos criminales que, lamentablemente, resultan demasiado secundarios en esta ocasión.
Más que una película, esto es una “cara B”, un complemento, al Bonnie & Clyde de Penn, mereciendo los amantes otra película que se ajuste mejor a su historia real y que quizá algún día veamos.


Valoración: Cinco sobre diez.

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