¿Qué te juegas? es el debut como directora de la cortometrajista Inés de León, que aspira a componer una comedia muy loca y algo extravagante pero que termina recayendo en una comedia romántica de manual, con un esquema argumental de lo más previsible y cuya resolución es fácil adivinar desde el minuto uno.
Esto no es necesariamente un problema, ya que los propios guionistas juegan a aceptar el hecho salpicando el film de múltiples referencias al cine prototípico de Julia Roberts o Hugh Grant, por lo que podríamos estar hablando más de una aceptación de sus limitaciones que de un error como tal (no buscan inventar, solo agradar), por lo que la cuestión está en si las formas son suficientes como para conformarse con el fondo.
Construida sobre un triángulo amoroso (¿cómo no?) compuesto por los personajes de Leticia Dolera, Amaia Salamanca y Javier Rey, bastan cinco minutos de metraje para reconocer cual va a ser el gran problema del film: las interpretaciones. Nada en la película resulta mínimamente creíble y hay momentos que parecen más propios de un programe televisivo de humor, tipo José Mota, que de una película para estrenarse en cine. Y no digo con ello que los actores sean malos o que no se entreguen a sus papeles, pues está claro el esfuerzo que realizan para cumplir con sus roles e incluso consiguen brillar las pocas veces que se les permite, pero hay un gran problema tanto en el apartado de dirección de actores como en el montaje que hace que todo parezca muy forzado, muy sobreactuado. Más que un problema de guion es un problema de frescura, reflejándose en una artificiosidad y una impostura que impiden que uno pueda llegar a disfrutar de la historia y, más allá de lo que pueda uno llegar a creerse o no (eso da igual), se produce un distanciamiento que resulta difícil corregir incluso cuando se les va cogiendo algo de cariño a los personajes. Un buen ejemplo de ello es la presentación del personaje de Javier Rey, su conversación con Daniel Pérez Prada o el absurdo cameo de Hugo Silva.
Con todo, la sencillez de su propuesta y la frescura de algunos diálogos (sobre todo en boca de Dolera) justifican medianamente su visionado, logrando que, de forma muy justita, la película pueda recibir un simple aprobado.
Valoración: Cinco sobre diez.
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