jueves, 28 de octubre de 2021

Visto en Netflix: CULPABLE

Pese a ser un remake de un film sueco, Culpable es una de esas películas marcadas por la dificultad de rodar en tiempos de pandemia.  Con un solo actor protagonista (más algún secundario fugaz) y unas cuantas estrellas invitadas prestando su voz,  y limitando su filmación a un espacio cerrado, es el rodaje ideal para compatibilizar con las recientes medidas de seguridad marcadas por el Covid-19.

Dirigida por Antoine Fuqua, se nota algo de encorsetamiento al tratarse de un director acostumbrado a la acción y los espacios abiertos.  Esto es, en cierto sentido, un trabajo de encargo, una manera de refugiarse en Netflix con una producción sencilla al servicio de un omnipresente Jake Gyllenhaal  que está en su salsa con todos los focos de atención sobre él, que consigue mantener una historia de intriga de madera más o menos efectiva siempre que se desconozca la película original, pues desvelados los giros, poco queda a lo que agarrarse.

Así, Culpable es una película pequeña pero efectiva, maximización sus escasos recursos, que puede recordar por  a formas a títulos como Buried, con Ryan Reynols  o Locke, con Tom Hardy, un formato que a Netflix le gusta bastante, como se pudo ver con títulos como Oxígeno, películas claustrofóbicas pero de presupuesto asequible.

Fuqua, pese a las limitaciones, se las apaña para para imponer un buen ritmo, jugado como puede con las pocas cartas de las que dispone y sacando el máximo partido de un actor,  Gyllenhaal (con quien ya había trabajado en Redención), que supera el desafío de cargar con toda la trama  a sus espaldas. 

De todas formas, aceptado la justificación de que las medidas sanitarias facilitaba este tipo de productos, Culpable no deja de tener cierto aroma a experimental,  añorando al Fuqua más explícito de Objetivo: la Casa Blanca o The Equalizer.

 

Valoración: Seis sobre diez.

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