Estamos ante lo que, a
priori, debería ser una película pequeñita, una de esas joyas del cine
independiente que posiblemente nunca hubiera visto la luz en España a no ser en
los circuitos de V.O. Sin embargo, no sé si por avatares del destino, por amiguismo o simplemente por el poder de
seducción de su guion, ha conseguido reunir a un grupo extraordinario de
intérpretes que nos invita a verla con otros ojos, por más que nos encontremos
de nuevo ante uno de esos flagrantes maltratos por parte de la distribuidora
que ha fechado su estreno en cines muchos meses después de su pase en Sitges y
con una paupérrima publicidad, prácticamente limitada al poder de convocatoria
que poseen los nombres que aparecen en el cartel, demostrando la poca confianza
hacia un producto de demostrada calidad. Pero bueno, luego, cuando las cuentas
no cuadren, siempre podrán culpar a la piratería. Es lo que se lleva.
Siete psicópatas narra las historias paralelas de un guionista del
montón que piensa que va a cambiar el mundo con la trama sobre un grupo de
psicópatas en el que está trabajando sin ser capaz de reconocer que copia más
que crea, mientras por otro lado conoceremos a un pobre desgraciado con un
"negocio" de secuestro de perros para cobrar una recompensa por su
devolución cuya vida se complicará al robar una perrita que es la niña mimada
de un peligroso (y psicópata, por supuesto) mafioso.
Esta es la historia
concebida por Martin McDonagh (que ya destacó por Escondidos en Brujas), cargada con mucho humor negro, situaciones
estrambóticas y diálogos brillantes que la hacen en conjunto delirante y
divertida con el refuerzo de un magnífico reparto encabezado por Colin Farrell
(que una vez más demuestra que luce mejor en películas pequeñas que en
superproducciones como la mediocre Desafío
Total), Sam Rockwell, Woody Harrelson (tan desquiciado como nos tiene
acostumbrados), Tom Waits, Harry Dean Stanton o Olga Kurylenko (aunque su
aportación es casi testimonial, como para dar un toque femenino al póster)
entre otros, aunque quien realmente se lleva la palma es Christopher Walken, al
que teníamos un poco perdido últimamente (pronto lo veremos en Tipos legales junto a Al Pacino y Alan
Arkin) que está sencillamente inmenso, comiéndose a sus compañeros cada vez que
aparece en pantalla y haciendo suya la película, pese al rol de secundario que sobre el papel
le corresponde.
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