Resulta
difícil realizar la crítica de una película cuando no hay absolutamente nada a
criticar. Alfonso Cuarón, realizador de, posiblemente, la mejor película de la
saga Harry Potter, demuestra una vez
más que es un virtuoso con la cámara y arranca la película con un plano
secuencia sencillamente magistral, maravilloso, poético. Ya en 2006, en Hijos de los hombres, Cuarón impresionó
con un tiroteo contra el bueno de Clive Oven por las entrañas de un edificio
sin un solo corte, pero en su nueva película se supera a sí mismo con 17
minutos de pura magia invitando al espectador a conocer el mundo en el que se
va a desarrollar la historia, el espacio exterior, un lugar sin oxígeno, sin
gravedad y, contradiciendo a George Lucas y sus explosiones, sin sonido.
No
fue sencillo el proceso de realización de esta película que amenazó en diversas
ocasiones con ser cancelada, primero por la falta de acuerdo por temas
económicos con la actriz propuesta, Angelina Jolie, y después por la marcha
repentina de su sustituta, Natalie Portman. Ya con Sandra Bullock en el
proyecto el siguiente en darse a la fuga fue el protagonista masculino, Robert
Downey Jr., y Gravity parecía que iba
a caer en el cajón de los proyectos que podrían haber sido y nunca fueron,
pero la determinación de Cuarón y la
fidelidad de Bullock, que creyó en el proyecto hasta el final, permitieron que ésta
terminara por realizarse, empujada por la presencia definitiva de George
Clooney como partenaire.
Apoyada
básicamente en la interpretación de estos dos grandes actores y el virtuosismo
del director, Gravity explica la
historian de dos astronautas que quedan vagando en el espacio cuando residuos
cósmicos impactan contra su nave, inutilizándola y obligándolos a intentar
llegar hasta una estación china donde una cápsula de salvamento les permita
regresar a la Tierra. Una premisa sencilla, una idea sin complicaciones, para
regalarnos hora y media de bellas vistas nuestro planeta visto desde el
espacio, momentos de ritmo frenético y una sensación de angustia y terror que
por momentos nos deja sin aliento, como si nosotros mismos estuviésemos
embutidos en un traje de astronauta junto a Bullock apurando nuestras reservas
de oxígeno.
Sandra
Bullock, una vez más, demuestra que cuando quiere es una extraordinaria actriz,
y viendo su interpretación de la doctora Ryan Stone uno se pregunta por qué no
quiere más a menudo y se deja de protagonizar esas comedias absurdas en las que
suele estar encasillada (claro que el hecho de ser una de las actrices mejor
pagadas del momento gracias a esas comedias absurdas debe influir algo). Su
recreación de la astronauta que lucha por su supervivencia es impecable,
transmitiendo a la perfección todo su dolor y sufrimiento y evitando la
sobreactuación a la que determinadas situaciones invitan y colocándola como una
de las primeras y más firmes candidatas al Oscar (y cabe recordar que la Miss Agente Especial ya tiene uno en su
haber).
Me
cuesta hablar de obra maestra, pues soy de los que piensan que para ello se
debe dejar pasar el tiempo y ver las cosas con perspectiva, pero no hay ninguna
duda que Gravity es magistral. Un
producto tan arriesgado y difícil como brillante y que sitúa al realizador
mexicano como una figura muy a tener en cuenta en el Hollywood actual.
Nadie
debería perderse esta película. Es magia pura. Y, por una vez y sin que sirva
de precedente, el 3D aporta algo. Y si no me creen, vayan, vayan y ya me dirán…
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