Pocas
veces una película es tan sincera con lo que ofrece como esta, que desde su
mismo título ya está anunciando lo que se puede esperar de ella.
Los
seis ridículos a los que se alude son los seis hijos bastardos de Frank
Stockburn que apenas conocerse deben unir fuerzas para conseguir cincuenta mil
dólares con los que salvar la vida del progenitor si quieren llegar a conocerle
en persona.
Ambientada
en un disparatado oeste, esta película es la nueva excusa de Adam Sandler (que
también firma parte el guion) con sus amigos de gamberrada habituales, a los
que se les suma alguna que otra cara conocida que sin duda participan en este
film más por colegueo que por dinero, sobre todo teniendo en cuenta que este
film no ha sido concebido para la pantalla grande sino que bajo el amparo de
Netflix (que visto lo visto ha dado carta blanca a Sandler y sus secuaces para hacer
lo que les venga en gana) está destinado directamente a la televisión de pago.
Una nueva manera de ver el cine que no va a encontrar en esta propuesta una
buena carta de recomendación.
Durante
la película no paran de denominar ridículos a los seis hermanos, a los que da
vida, junto al propio Sandler, Terry Crews, Jorge Garcia, Taylor Lautner, Rob
Schneider y Luke Wilson, pero es que toda la película en sí es completamente
ridícula, pasando del insulto intelectual con que parece arrancar a la sátira
burla y torpe con la que, en un desesperado intento de reconciliación con el
público, deriva.
Todo
es tan estúpido y banal en este film que parece parodiar, en su título, al
clásico Los siete magníficos o,
incluso, la inminente Los odiosos ocho,
que al final resulta casi imposible que no se fuerce alguna que otra sonrisa.
Sin embargo, la propuesta es tan mediocre que resulta complicado llegar hasta
el final del visionado, sobre todo teniendo en cuenta que la tentación de
abandonar la gesta es mucho más factible en televisión que en cine. Cierto que
a medida que avanza la trama, una vez esquivado el lento proceso de encuentro
entre personajes, la cosa empieza a mejorar, pero nunca remonta el vuelo lo
suficiente como para compensar el esfuerzo. Quizá lo único que puede motivar de
verdad el resistir hasta el final es el tratar de localizar a los secundarios
estrella que pululan por ahí, desde el papá Nick Nolte hasta un breve pero
genial Harvey Keitel, pasando por Will Forte, Jon Lovitz, James Spader, Danny
Trejo, Steve Buscemi , Vanilla Ice o John Turturro.
Un
carrusel de caras conocidas para una estupidez con mayúsculas que gustará a los
incondicionales de Sandler y a pocos más.
Puntuación:
4 sobre 10.
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