viernes, 9 de diciembre de 2016

FIESTA DE EMPRESA: otro desmadre descafeinado

Fiesta de empresa llega con el propósito de convertirse en la comedia gamberra de estas navidades, un repertorio de locuras a cuál más extrema que puede parecer una unión entre Como acabar con tu jefe (por aquello del tema laboral como telón de fondo y por contar ambas con Jason Bateman y Jennifer Aniston en sus filas) y la trilogía de Resacón en las Vegas.
Y digo propósito porque, aun a expensas de saber qué otros estrenos nos esperan de aquí a final de año, lo cierto es que ni resulta tan gamberra ni mucho menos es lo loca que se cree.
Todo arranca con la amenaza de recortes (o incluso cierre) de la sucursal de una empresa de productor informáticos dirigida por Clay (el hijo del fallecido fundador de la misma) amenazado por la directora ejecutiva, que para colmo es su propia hermana, cargada de ira y traumas infantiles por haber sido Clay el favorito de papá. Para tratar de salvar la empresa, Clay, con la ayuda un tanto forzada de Josh y Tracey, dos de sus mejores empleados, a la par que amigos, decide organizar una fiesta navideña antológica con la intención de convencer a un potencial cliente para que trabaje con ellos. Naturalmente, las cosas se irán de madre y el descontrol será casi legendario.
Ya el tráiler nos anticipaba cómo iba a terminar la cosa, un caos destructivo que, insisto, recuerda mucho al arranque de Resacón en Las Vegas, por lo que la única gracia de la historia es saber cómo se ha llegado a ello (ya que la conclusión final de la trama empresarial es fácil de adivinar). Con Jason Bateman (en su clásico papel de contrapunto del personaje cómico, un tipo formal e incapaz de tomar riesgos y saber divertirse) y Olivia Muun como principales motores de la acción, la película se completa con una serie de caras conocidas que son referentes importantes del mundo de la comedia. Pero, por esta vez, eso parece jugar más en contra de la película que en favor, ya que como sucediera con la española Villaviciosa de al lado, da la sensación de que todos son conscientes de que la fuerza del film está en sus actores y se menosprecia totalmente el apartado de guion.
No es que la historia sea mala, que tampoco es eso, pero estamos ya tan acostumbrados a ver fiestas que se van de las manos, desmadres y todo tipo de excesos en las comedias americanas (y últimamente incluso españolas) que es difícil sorprender, y los chistes no son tan ingeniosos ni divertidos como para sostener una película que, al final, solo se agarra a alguno de sus actores para mantener el interés. La película no es en ningún momento aburrida, llegando por momentos a ser incluso algo emocionante, pero reír lo que se dice reír… bien poquito, la verdad. Sí invita a la sonrisa constante y se puede llegar a encontrar a algún personaje más o menos entrañable, pero de ahí al cachondeo que se anunciaba dista un mundo.
Y de nuevo, como en Como acabar con tu jefe, es el personaje de Jennifer Aniston (o precisamente por el hecho de ser de Jennifer Aniston) quien, pese a su condición de secundario, mejores momentos se lleva.
Sin la acidez corrosiva que necesita una comedia gamberra, pero tampoco conteniendo ninguna moraleja a la que agarrarse como buena comedia blanca, la cosa está en tierra de nadie, quedándose a medio camino sin que se sepa muy bien qué pretendían contarnos sus directores. Es como si se limitaran a empalmar gags uno tras otros, intentando hacer gracia por el simple hecho de apabullar con sus despropósitos y olvidando que normalmente, y este es un claro ejemplo, más es igual a menos.
Si este es el nivel de las películas navideñas de este año… cuanto vamos a echar de menos a John Hughes.

Valoración: Cinco sobre diez.

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