Resulta
difícil enfrentarse a una película como La Seducción sin tener presente la anterior adaptación de la novela de Thomas
Cullinan, El seductor, de Barry
Siegel. Sin embargo, esto propicia el debate sobre si se trata, en realidad, de
un remake o simplemente una nueva adaptación.
Sea
como sea, resulta innegable que los paralelismos entre la película de Sofía
Coppola y la que protagonizara Clint Eastwood son constantes, si bien en esta
ocasión se ha dejado un poco de lado la oscuridad casi terrorífica para incidir,
sobre todo al inicio, en un humor ligero y algo sarcástico que se va volviendo
muy negro a medida que avanza la trama.
Estamos
en plena Guerra de Secesión y un desertor yanqui es encontrado por una niña que
lo lleva al instituto donde estudia. En total, dos mujeres, una jovencita y
cuatro niñas tendrán que convivir con el soldado herido hasta decidir qué hacer
con él, iniciándose un juego de seducción y celos entre ellas totalmente
insano.
Coppola
no ha querido retorcer demasiado la historia, manteniendo una puesta en escena
muy clásica y dejando que sea la calidad de los actores (en especial en el
apartado femenino) quienes mejor hagan avanzar la historia, limitándose ella
(que no es poco) a conseguir imágenes de belleza plástica, auténticos cuadros
en movimiento que dotan al film de una desasosegante dulzura que, como el
propio título indica, seduce al propio espectador.
Es
esta una película sobre la fuerza de la mujer, sin que por ello sea
necesariamente una obra de reivindicación femenina. Las mujeres son dueñas de
su propio destino y así lo proclama Coppola, por más que el camino para llegar
a él sea arduo y competitivo.
La
seducción es divertida y angustiante a la vez, conmovedora y hermosa, y con una
superlativa Nicole Kidman que definitivamente ha recuperado el buen camino
trasunos años de dudas, aunque Kirsten Dunst (una fija para la directora), Elle
Fanning o Angourice Rice no le van a la zaga.
Valoración:
Siete sobre diez.
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