La Torre Oscura es la más ambiciosa obra del escritor Stephen King.
Una saga compuesta originariamente por siete volúmenes escritos entre 1982 y
2004 al que siguió un cuarto libro publicado en el 2012 además de un relato
corto incluido en el compendio Todo es
eventual y una serie de comics guionizados por Peter David con supervisión y
aprobación del propio King.
Cuento
esto para que se pueda entender el basto alcance de esta obra literaria, más de
4.200 páginas que Nikolaj Arcel y Akiva Goldsman pretenden condensar en apenas
95 minutos, algo casi ridículo para un blockbuster actual (prácticamente la
mitad que otros títulos de este verano como Transformers:el último caballero o Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas). Pero, ¿es realmente La Torre Oscura una adaptación de la saga de King?
Volviendo
a El viento por la cerradura, esa
novela con la que King recuperó a sus personajes ocho años después de concluir
la saga, o a Las hermanitas de Eluria,
historia auto conclusiva sobre Roland, la película protagonizada (es un decir)
por Idris Elba parece eso, una narración aislada englobada en ese mundo
fantástico a medio camino entre Tolkien y Sergio Leone (entre otras muchas
referencias reconocidas), incoherente si no se conoce a la perfección el
universo que lo rodea.
Analizada
simplemente como película, obviando la fuente en la que se inspira, La Torre Oscura es una obra entretenida,
con buenas interpretaciones (Elba está muy bien en su papel de Pistolero
mientras que Matthew McConaughey parece pasárselo en grande con su rol de
villano). No hay, sin embargo, un desarrollo de personajes o una base
argumental sólida para comprender de qué se está hablando. El espectador puede
disfrutar de la película como un niño de cinco años disfruta de Del Revés (Inside out), por ejemplo,
pudiendo entretenerse e incluso divertirse, pero sin entender nada de lo que
está pasando. De igual manera, aquí no se acaba de comprender quienes son los
Pistoleros, no hay razón para la villanía del Hombre de Negro ni se sabe de dónde
salen esas bases secretas que tiene, se menciona a un Rey Carmesí sin dar más
datos… De hecho, ni siquiera se explica qué demonios es La Torre Oscura. Todo
esto en un film que, más allá de sus ambiciones iniciales, no tiene forma de
inicio de saga, quedando su final aparentemente bien cerrado. Si han querido
dejar preguntas al aire (como de hecho sucedía en la primera novela de King),
no lo parece.
Analizada
como una adaptación cinematográfica (y así habría que hacerlo, ya que la
campaña publicitaria se ha encargado de resaltar mucho más el nombre de Stephen
King que el de los propios Elba o McConaughey), la película es un verdadero
desastre. No hay aquí nada de la complejidad que se encontraba en las novelas,
ni argumentalmente ni en cuanto a sus personajes. No tiene la épica que ocultan
los libros, pero tampoco el drama, el humor o la crueldad que habita en ellos.
Nikolaj Arcel combina, eso sí, elementos de acción y comedia (e incluso sutiles
toques de terror), pero lo hace de manera confusa y aleatoria, y su respeto
hacia el maestro del terror parece limitarse a las múltiples referencias (master eggs se llaman ahora) que pululan
por el film. El primer error, a mi entender, es el simple hecho de dar más
protagonismo al personaje de Jake Chambers (correcto Tom Taylor) que al propio
pistolero, a la par que abusar de las escenas en Nueva York (que en los libros
no aparece hasta la segunda novela). Si de verdad se pensaba hacer una saga
cinematográfica (y esos eran los planes iniciales, cuando Ron Howard estaba al
frente y Javier Bardem era firme candidato como actor), habría sido más
sencillo limitarse a adaptar solo la primera novela (también la más sencilla de
convertir en película) y dedicarse a presentar a unos personajes (sobre todo el
de Roland de Gilead) con calma y profundidad.
La Torre Oscura no es, al fin, el desastre absoluto que se decía por
ahí, pero sí una gran decepción y una película anodina y simplona, bien filmada,
pero sin apenas momentos verdaderamente meritorios (quizá la escena en la que
Roland dispara a ciegas es la más lograda, totalmente desvelada antes de tiempo
en el tráiler). Y eso que el apartado visual lo tenía fácil para destacar,
teniendo en cuenta que algo que enriquece mucho las novelas de King son las
ilustraciones de Michael Whelan o Phil Hale, que bien podrían haber servido
directamente como concept art al
film.
Y
aunque siempre es complicado adaptar una saga literaria (más cuando cuenta con
una legión de fans tan grande como esta), podrían haber tomado como base lo que
se hizo en su momento con El Señor de los
Anillos o Harry Potter, que
supieron arriesgar y desde el primer momento sabían lo que querían hacer y
cómo, en lugar de querer condensar en una sola película elementos de todas las
novelas, añadiendo además personajes nuevos y transformando tramas a placer.
En
fin, habrá que ver si la baja taquilla y las malas críticas impiden las
supuestas continuaciones. De momento, la serie televisiva (donde también
aparecerá Idris Elba) sigue en marcha.
Yo,
por mi parte, con lo de moda que está esto de hacer reboots de sagas de manera casi instantánea, firmo ya por el reinicio
de esta.
Valoración:
cinco sobre diez.
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