martes, 5 de junio de 2018

EL INTERCAMBIO

Escrita y dirigida por Ignacio Nacho, esta película podría utilizarse como resumen de uno de los males endémicos que padece el cine de nuestro país: la gran cantidad de directores que se empeñan en ser también guionistas o viceversa. Que un mismo artista esté capacitado para ejercer ambos cargos, y lo hagan además bien, no es tarea fácil(no abundan los Woody Allen, e incluso él también falla a veces), así que en ocasiones es conveniente saber delegar en otros parte del trabajo.
Esto es lo que podría suceder con El intercambio, una historia que se estrenó primero en teatro y que en su paso al cine no ha perdido el tono teatral, limitando todos los juegos de cámara que se pudieran prestar a la historia.
La base no es que sea muy novedosa: un matrimonio aparentemente aburrido de la rutina acude a una cita concertada por internet para participar en una noche de intercambio de parejas, aunque los que les reciben no serán exactamente como se esperaban. Excepto el prólogo, que transcurre en el coche que lleva a dicho matrimonio hasta el lugar de la cita, todo transcurre en la sala de estar del lugar de encuentro, con lo que se demuestra una escasez de recursos que no ayuda en nada a la película. Sin embargo, lo que verdaderamente la lastra es su guion, una historia que no va hacia ningún lado, cargada de absurdos, que busca en el humor chabacano la complicidad del espectador sin encontrarla y con unos personajes que con los que no se puede empatizar por no saber en ningún momento hacia dónde se dirigen. Y eso que los actores, todos ellos estupendo, se esfuerzan al máximo en hacerse con el control de los mismos.
Y es una lástima, porque en ese prólogo inicial en el coche hay una conversación muy ágil y divertida entre Pepón Nieto y Natalia Roig que invitan a pensar que, por lo menos, estamos ante una película de grandes diálogos, pero incluso eso se diluye a medida que avanza la trama y cada protagonista se pierde sin saber nunca hacia donde se dirige su personaje.
Absurda, pero sin gracia, alargada pese a no llegar a la hora y media de duración y con un final aún más decepcionante, la verdadera pregunta es cómo lograron engañar a Hugo Silva para participar en esto, más allá de su reencuentro con los amiguetes de Los hombres de Paco.
Lo dicho, una verdadera pena, la verdad, porque la idea podría haber dado bastante juego.

Valoración: Tres sobre diez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario