Se me antoja curioso que se haga una secuela de un film de terror de hace ya diez años y que muchos ni recordarán. Es como si quisieran invitar al espectador a pensar que está ante una fotocopia de algo inventado por otro debido a la falta de ideas de Hollywood, y que nada en este film va a ser de interés.
Sin embargo, y aceptando la premisa de que las secuelas del cine de terror deben ser más sangrientas que las originales, lo cierto es que Johannes Roberts realiza un brillante ejercicio de estilo con la cámara consiguiendo una película muy funcional y que supera, por momento a la primera.
Los Extraños, dirigida por Bryan Bertino, no inventaba nada nuevo (ahí estaban cosas como Funny Games o La habitación del pánico, pero sí fue la culpable de revitalizar el subgénero del home invasión gracias a unos personajes de inquietantes máscaras (que influiría en The Purgue: La noche de las Bestias). Además, no había ninguna explicación tras los ataques de esta supuesta familia de asesinos: era el mal por el mal, sin más contexto que ese.
Al principio, se podría intuir que Los Extraños: Cacería nocturna, iba a seguir paso por paso a su predecesora. De nuevo nos encontramos con una familia preocupada por un conflicto interno (del que solo sabemos retazos), que empiezan a ser acosados por tres desconocidos después de que una joven llame a su puerta y pregunte, con una inocente vocecilla si “está Tamara”. Incluso hay una escena que invita a pensar que la copia se está llevando a límites insultantes hasta que descubrimos que no, que se trata de un giro de guion inteligente y desconcertante.
La realidad es que bien pronto la película se distancia de su antecesora, sobre todo abriendo el campo de acción y convirtiendo toda una urbanización en el paisaje por el que los asesinos campan a sus anchas. De nuevo estamos ante el mal en estado puro, y si quisiéramos ver la película con unos ojos excesivamente analíticos podría llegar a molestar la omnipresencia de los antagonistas, que parecen estar siempre en el momento oportuno y en el lugar justo. Pero si se aceptan estos deus ex machina como simples recursos narrativos necesarios para poner a los protagonistas es situaciones límites, la película es una gozada del terror más clásico que emula a los slashers de antaño, siendo el cine de Carpenter la principal referencia.
De esta manera, Los Extraños: Cacería nocturna, va más allá de la contención y claustrofobia que causaba la película original y se dedica a homenajear a esos monstruos de los setenta y los ochenta con una fotografía muy trabajada y una banda sonora que acompaña muy bien al experimento.
No estamos ante una película rompedora, ya que en realidad no inventa nada, pero como siempre digo, puestos a copiar, mejor copiar a los mejores, ¿no? Y Roberts realmente sabe lo que se hace, aunque quizá pueda llegar a decepcionar a los fans del clásico del 2008 que realmente esperasen una fotocopia de aquella.
Valoración: Siete sobre diez.
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