Cómo vender drogas on line (lo de «a toda pastilla» es un chiste del traductor para sustituir lo de «rápido») es el producto de Netflix más exitoso proveniente de Alemania, superando incluso a la ya mítica Dark, lo que ha propiciado que con la segunda temporada recién desterrada se haya anunciado ya una tercera.
En tono de comedia ligera, cuenta la historia de tres chavales que se meten, casi por casualidad, a trapichear con pastillas de éxtasis por Internet convirtiéndose, de la noche a la mañana, y casi por casualidad, en todo un imperio de la droga.
Tengo mis dudas sobre si se trata de un alegato a favor o en contra del consumo de drogas en adolescentes o si se limita a aprovecharse de una realidad para hacer burla de ello, pero el tono de perdedores de los protagonistas y las constantes malas devoluciones que toman fuerza que se les termine por tomar una simpatía que son el alma de la serie. Y eso que el aspecto del protagonista (y la dificultad de simpatizar con los estándares germánicos, acostumbrados al actor anglo sajón) puede provocar un cierto rechazo.
Vista la primera temporada, parecía que la cosa no tenía ya mucho recorrido, pero el nivel de absurdo se ha potenciado en esta segura, con la inclusión de nuevos personajes y mayores amenazas, invitando a pensar que podemos tener droga para rato.
No se trata de un humor descacharrante al estilo sitcom, pero sí se deja ver con gran simpatía, enterneciendo los personajes secundarios e intrigado con las tramas principales.
Al final, queda un producto bien facturado, tan adictivo como las sustancias que lo protagonizan, rápido de ver (son temporadas muy breves de alrededor de media hora por episodio) y con un protagonista al que puedes amar y odiar a la vez, ya que sus problemas son fruto de su mala suerte tanto como de su propia estupidez.
Para consumir con ligereza y un atisbo de sonrisa en el rostro.
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