Que
la nueva película de Daniel Espinosa (director de la entretenida El invitado y la irregular El niño 44) con guion de Rhett Reese y
Paul Wernick (los mismos que se inventaron ese pelotazo que fue Deadpool) está claramente inspirada en Alien, el octavo pasajero de Ridley
Scott es una obviedad tan grande que ni los propios responsables son capaces de
negarlo.
Hay
mucho más en Life (vida) que huele a
fotocopia de otras películas, pero tal y como suceda con Redención, lo
importante es el resultado final, y en este caso el resultado final es
ciertamente estimulante.
Se
podría decir de esta epopeya claustrofóbica y aterradora sobre un alien mortal
que amenaza a los cinco integrantes de la Estación Espacial Internacional que
no deja una huella demasiado profunda en el espectador, pero hay que
reconocerle que durante la proyección logra cumplir con creces todos sus
objetivos, resultando emocionante, emotiva y angustiante. Con una clasificación
R se permite ser algo más sangrienta que otras producciones del estilo y su
construcción en formato de cine de slasher (que eso era, al fin y al cabo, el
Alien de Scott) atrapa desde el primer momento, como en un macabro juego de ruleta
rusa en el que nunca se sabe quién será la siguiente víctima.
Resulta
curioso que en el mismo fin de semana se estrenen dos films de corte similar (y
Life, como Órbita 9, también tiene un cartel algo tramposo), pero en el caso
del film de Espinosa el dilema moral que se plantea no se esquiva a la primera
de cambio, sino que resulta tan contundente que no genera debate posible: si es
necesario, todos deben morir con tal de que el alienígena no llegue a la
Tierra. Esta amenaza (y el detalle de que estemos ante una recreación casi
perfecta de la auténtica Estación Internacional) son los dos puntos
diferenciadores más claros con respecto a Alien.
Espinosa
busca siempre el horror mediante la sensación de claustrofobia, moviendo la
cámara con delicadeza entre los recovecos de la nave (atención al magnífico
plano secuencia que abre el film) y recreándose en la gravedad cero que sufren
sus protagonistas (esto la aúna, a su vez, con Gravity), y aunque apenas tenga tiempo de definir mejor a sus
personajes, las cuatro pinceladas que se da de cada uno me resulta suficiente.
Al fin y al cabo, esto no va a ser el inicio de una franquicia como comentaba
al respecto de Power Rangers.
Sí
se echa en falta algo más de valentía a la hora de plasmar el terror, ya que no
se llega a jugar bien las bazas de la clasificación R y Espinosa apuesta más
por la luz y la limpieza de lo que lo hacía Scott, pero la mezcla de unos
efectos especiales que crean un ser creíble y terrorífico, el lujoso reparto y
el ritmo de la acción que penas deja respiro convierten Life (Vida) en un entretenimiento apasionante y muy recomendable.
Puede
que sea injusto compararla constantemente con Alien, pero eso es a lo que sus creadores han querido jugar. Al fin
y al cabo, en unos días el propio Scott lo sufrirá en sus propias carnes con el
estreno de Alien: Covenant.
Valoración:
Siete sobre diez.
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