domingo, 31 de enero de 2021

Visto en Netflix: A DESCUBIERTO

Andaba bastante desaparecido el director Mikael Håfström tras dirigir, en 2013 Plan de escape, aquella película que juntaba a las dos estrellas por antonomasia de los 80’, Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone, y que tuvo un par de secuelas muy olvidables.

Su regreso «a lo grande» ha sido de la mano de Netflix. A descubierto es la primera apuesta importante de la plataforma para este 2021 y la película llamada a hacer sombra en el día de su estreno a La Bruja Escarlata y la Visión. Nada más lejos de la realidad. Sin ser un despropósito total, A descubierto es una película completamente fallida, que nunca sabe decidirse entre el drama bélico y la ciencia ficción y que en su mayor parte del metraje se resume como un aburrimiento total. Y eso que trata sobre un ciborg empleado para la guerra, lo cual ya por sí solo debería molar bastante.

Puede parecer que hay algo de moralina en su planteamiento acerca de «la guerra desde casa», pero para tomarse algo así en serio mejor ver la magnífica Espías desde el cielo, donde sí se plantean los dilemas morales de emplear drones de combate y tomar las decisiones difíciles desde la seguridad de un despacho a miles de kilómetros del campo de batalla. También el uso de tecnología cibernética puede tener reminiscencias a Al filo del mañana, pero ni tenemos la profundidad dramática de la primera ni el divertimento de la segunda.  De hecho, pasado el ecuador de la película uno se pregunta si no habría sido lo mismo si no hubiese nada de fantasía en este relato militar del montón, con un par de escenas de acción entretenida pero demasiadas secuencias de diálogos y poco más. Es al final cuando se entiende la deriva que quiere tomar todo esto, que no es otra (y perdonen si les parece un spoiler) que volver al recurrente tema de que el hombre es perjudicial para el hombre y la sabiduría superior de una inteligencia artificial aspira a salvarnos mediante el genocidio, cosas vistas mil veces y a la que el propio protagonista de esta función, Antonhy Mackie, ya se enfrentó en Los Vengadores: la era de Ultron.

Precisamente Mackie es de lo poco salvable del film, aunque su innegable carisma noi es suficiente para mantener a flote un guion plano, con personajes intrascendentes y una puesta en escena pobre, que invita a que el tal Håfström regrese al ostracismo.

Al final, lo que queda, no es más que un entretenimiento pasajero, demasiado liviano como para merecer nuestra atención y que invita demasiadas veces a cancelar la reproducción y buscar otra opción más estimulante en el catálogo.

 

Valoración: Cuatro sobre diez.

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