domingo, 31 de enero de 2021

Visto en Netflix: BAJOCERO

Dirigida por Luis Quílez a partir de un guion propio en colaboración con Fernando Navarro, Bajocero es la nueva apuesta de producción española por hacer un cine policiaco de calidad, con la dosis necesaria de intriga y sin dejar de lado el componente moral, lo cual no es sinónimo de la moralina barata en la que sería fácil caer.

Bajocero cuenta la historia de un traslado penitenciario encabezado por un agente nuevo en la comisaría. Seis presos e diversa índole y sin aviso previo que serán llevados por una carretera solitaria en plena noche por las gélidas tierras de Cuenca.

Ya con el intenso y explícito prólogo se nos avisa de que hay alguien peligroso pululando por ahí, y cuando los caminos de ambos se crucen el drama estará servido.

Bajo cero es una película de guion impecable que sabe ir evolucionando a medida que avanza la trama. Nace como una mezcla entre road movie y buddy movie, con la poca afinidad entre Martín, el protagonista, con Montesinos, el compañero sobre el que ya han puesto sobre aviso. Una vez empieza la acción, nos encontramos casi ante un thriller de terror, con los protagonistas encerrados dentro del furgón a merced de una amenaza desconocida que, incluso desde la distancia, amenaza con acabar con sus vidas una por una. Y, finalmente, concluye en espacio abierto en una suerte de western impecable con todas las cartas sobre la mesa y un desenlace tan visceral como lógico.

Por el camino, un montón de situaciones de angustia, mostrando Quílez su pericia con una cámara que, aunque por momentos se antoja temblorosa, lo hace siempre en función al guion, no como elemento estético incómodo. El empleo del paisaje, ya sea una carretera sepultaba bajo la niebla o un bello lago helado, contribuyen a fortalecer este ambiente opresivo, en contraste con el espacio minimalista que supone el interior del furgón.

Por último, la película gana con un buen desarrollo de personajes, ya que incluso los que tienen menos tiempo en pantalla cuentan con un trasfondo. Ayuda, y mucho, un trabajo actoral ejemplar, encabezado por las tres estrellas de la función (Javier Gutiérrez, Karra Elejalde y Luis Callejo), pero sin olvidar la fuerza interpretativa de Patrick Criado. Llevo tiempo quejándome de que Javier Gutiérrez, pese a lo gran actor que es, parece algo encasillado en sus papeles, por lo que verle en esta película es para mí una alegría doble.

El guion maneja el camino con precisión, despistando pero sin engañar, siendo sincero con el espectador, aunque (y esto es solo por ponerle algún pero), el giro final se puede intuir antes de lo deseado. Con todo, es una nueva muestra de la pericia de nuestro cine para retratar historias criminales, regadas de escenas poco amables y con un deje de profundidad en la que reflejarse la sociedad.

Una apuesta ganadora que, una vez más, se ha visto privada de su paso por las salas, siendo recogida por Netflix como tabla de salvación.

 

Valoración: Ocho sobre diez.

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