Pues ya estamos de nuevo en Sitges, dispuesto a enfrentarme a la vorágine
del Festival y un poco aterrado al ver la locura que me queda por delante
concentrada en poco más de cincuenta horas.
Empieza el fin de semana con mi primera maratón, tres películas del tirón
donde me deleito (o no) con tres títulos con un mismo denominador común.
Por todos es sabido que uno de los secretos del cine de terror es la de
conseguir recaudar un buen dinerito gracias a películas insultantemente
baratas, y un buen truco para conseguirlo, por culpa principalmente de éxitos
como El proyecto de la Bruja de Blair,
es el redundante y cansino recurso del found-footage,
es decir, el rollo ese del metraje encontrado también (mal) llamado de cámara
en mano, pero otro no menos efectivo es el de dividir una película en
fragmentos, ya estén relacionados entre ellos o no, práctica ya empleada hace
muchos años por el maestro Romero en Creepshow
y que aunque no es algo exclusivo del cine de terror (últimamente se ha puesto
muy de moda también en comedias románticas localistas) lo cierto es que es en
el campo de la sangre y las vísceras (y alguna que otra teta, para que negarlo)
donde se han dado los mejores resultados. Y es que para el cine casposo y de
bajo presupuesto qué mejor que poder contar con historias cortas con diversos
actores cuya dudosa calidad no dé tiempo a estropear el film y con
posibilidades, además, de poder contar con algún director de prestigio que, a
modo de divertimento, otorgue algo de lustro al invento.
Comienza la velada con México Bárbaro,
un compendio de supuestos cuentos y leyendas del país que sus productos y algún
director presentan en persona. Un total de ocho historias que van de lo absurdo
a lo desagradable, renunciando sin demasiada gracia en tópicos del género donde
cualquier excusa es buena para mostrar casquería y mutilaciones. Con una música
impactante y una fotografía en ocasiones muy destacable el film va claramente
de menos a más, teniendo en sus últimas piezas dos de las historias más
destacables: Muñecas, con una puesta
en escena tan sencilla (blanco y negro incluido) como inquietante y Siete veces siete, la mejor de las
historias estropeada con una puesta en escena torpe y algo confusa.
En su pieza
final, Día de los muertos, hay una
clara muestra de intenciones de que, puestos a comparar, pretenden estar mucho
más cerca de autores como Robert Rodríguez que no de Cuarón o Arau. Por
desgracia, en el resto abunda lo absurdo y casi hasta banal, haciendo la
película pasable y poco más. Algo similar sucede con la maratón al completo,
que va de menos a mal. Sin conocer la primera parte, que ni siquiera se ha
editado en vídeo en España, The ABCs of death
2 es una colección de mini cortos, algunos casi simples sketches, que
jugando con las letras del abecedario en la inicial de su título repasa
diversas situaciones con la muerte como protagonista. Sin embargo, que haya
cadáveres por medio no es sinónimo de terror pues muchos de los episodios, los
mejores quizá, con el de los náufragos como mejor ejemplo, son básicamente de
comedia y los más macabros son si acaso más grotescos que otra cosa. La
película arranca aplausos y risas aunque bien es cierto que parece ideal para
un festival de este tipo y no sé si tendría la misma gracia vista en un cine
con un público más convencional o en la comodidad de nuestro salón.
Y concluye la noche con V/H/S Viral,
que es la tercera parte de un invento, ahora sí que de found-footage, que tuvo bastante éxito con un origen que,
sinceramente, yo encontré espantoso y que mejoraba, aun perdiendo cierta
frescura, en su secuela. El pretexto era una historia río en la cual los
protagonistas terminaban por toparse con una serie de cintas en V/H/S que
contenían el resto de las historias. En este caso la película piezas de
ambiciosa y pretende ofrecer una especie de moraleja sobre los peligros de la
interconectadas que, no sé si por mal explicada o porque el sueño comienza a
hacer mella en mí, no he entendido nada. Lo interesante son los tres fragmentos
que las acompañan (el último es el que menos me interesa aunque debo reconocer
que es el que se atreve a llevar al punto más extremo el tema de la cámara en
mano), pese a que de nuevo nos encontramos con que el terror brilla por su
ausencia, estando más próximos al suspense al más puro estilo La hora de Alfred
Hitchcock que otra cosa, ya que veremos a unos chavales en monopatín
enfrentados a unos espíritus aztecas, a un mago poderoso por la magia de su
capa y, sobre todo, a la aportación patria de Nacho Villalongo, que vuelve a
jugar con entremezcla personajes de mundos paralelos (algo parecido mostraba en
Los CronoCrímenes) permitiéndose auto
homenajearse recuperando elementos del tráiler aparecido al principio de Open Windows.
En resumen, infinidad de cortos de muy variada calidad, con puntos
interesantes pero poco sustos, siguiendo la falsa creencia de que cuanta más
sangre, mejor.
Qué lejos quedaron los maravillosos e inocentes años de los Cuentos Asombrosos de Spielberg,
Zemeckis y compañía...
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