Resulta curioso (y probablemente errático por mi parte) que después de
la paliza de películas que me pegué en Sitges, maratón de películas de
«fragmentos» incluida, la mejor película de estas características cayese de mi
lista, siendo recuperada ahora gracias a su estreno en cines.
Con producción española y avalada por los hermanos Almodóvar en persona,
esta película argentina que recopila una serie de retratos de violencia todas
ellas firmadas por Damián Szifrón, que recuerdan poderosamente aquella clásica
y siniestra serie televisiva Alfred
Hitchcock presenta. Con un reparto que recopila lo mejor del
talento argentino, Relatos Salvajes
en brutalmente divertida, con un macabro humor negro tan destructor como insano
siendo su mejor virtud la cotidianeidad de sus situaciones. Pese a la violencia
desmedida con la que concluye cada historia, cualquier espectador ha vivido
alguna de las situaciones propuestas, permitiendo así una identificación
perfecta con los protagonistas.
Naturalmente, conformar la película con historias tan parejas provoca que
el ritmo pueda ser algo desigual, facilitando que cada espectador tenga su
relato favorito y provocando así que el ritmo pueda llegar a resentirse,
dependiendo que el fragmento con el que más se disfrute sea de los iniciales o
hacia el final. Y más teniendo en cuenta la divertida y brutal primera historia, breve
y concisa, que sirve en realidad como prólogo de lo que ha de llegar, aunque
quizá nunca se llegue a remontar del todo.
Uno de los grandes aciertos de Szifrón es no sólo conseguir que cada
historia tenga su espíritu propio, claramente diferenciadas entre ellas, sino que
incluso la manera de filmar es diferente, alternando diversos estilos en
función a las necesidades de cada historia.
Pueden adivinarse referencias cinematográficas en cada capítulo, desde El diablo sobre ruedas de Spielberg, Un día de furia de Schumacher, la
tensión contenida propia de Tarantino (en este aspecto encuentro como único
punto negativo algo floja la conclusión del fragmento Las Ratas, faltó de algún epílogo final que sí se encuentra en el
resto de episodios) o incluso el ambiente festivo que termina desastrosamente
de una boda que parece hermana de la que describe Plaza en [Rec]3.
Acción, violencia y humor muy, muy negro en una película fresca, original e
intense, que puede llegar a hacernos sentir culpables por disfrutar tanto con
ella.
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