Desde
hace ya algunos años, gracias a series de gran factura como Los Soprano, Breaking bad o, sobretodo, Perdidos
(Lost), el mundo de las series para televisión ha empezado a considerarse
como el sustituto natural del cine, confirmándose con el paso de actores y
directores considerados estrellas en el mundo del celuloide a la pantalla
pequeña.
Es
por eso que, pese a ser este un blog dedicado exclusivamente al séptimo arte,
considero que la “caja tonta” se merecía un pequeño hueco en forma de
comentario breve, y más cuando exitosos experimentos como son el Universo cinemático de Marvel o el Universo expandido de Star Wars han
permitido que ambos mundos se retroalimenten mutuamente.
En
España, pese a la costumbre que tenemos de tirarnos piedras sobre nuestro propio
tejado, las diversas cadenas televisivas empiezan a ponerse las pilas y a
ofrecer productos de cierta calidad, pese a que da la sensación de que saben
mejor crearlas que cuidarlas.
El
último y más claro referente lo encontramos en El ministerio del Tiempo, cuya primera temporada ha concluido este
mismo mes y que ha supuesto toda una revolución en el panorama nacional, con
una legión de fans fieles que recuerda, en su justa proporción, claro está, a los
que cosechó en su momento la propia Perdidos.
Pero
lo más importante de lo conseguido por El
ministerio del tiempo no radica tanto en la aceptación que ha tenido como
en el hecho de convertirse en el vehículo que demuestre el cambio generacional y,
sobre todo, la nueva manera de consumir productos audiovisuales.
Refiriéndonos
en concreto a la televisión es imprescindible comprender que los tiempos han
cambiado y que la esclavitud de los horarios y las pausas publicitarias están
agonizando. Internet ha modificado nuestros hábitos y en España nadie parecía
querer darse cuenta de ello. La tele, como tal, ha muerto, excepto que hablemos
de programas deportivos o eventos de riguroso directo. El ministerio del tiempo ha triunfado en aficionados, pero no en
espectadores. Televisión Española estuvo a punto de cancelarla debido a sus
pobres índices de audiencia, sin alcanzar a comprender que en twiter y Facebook
hubiese un movimiento de masas hablando de ella pero sin verla. Sería fácil
volver a los errores de siempre y culpar a la piratería de todos los males del
mundo, pero alguien pareció darse cuenta de la realidad y descubrir que estaba
batiendo records en visionados on-line. Gracias a la propia web de Televisión
Española el aficionado podía seguir su serie preferida cuando y donde quisiera,
como dictan los nuevos tiempos. Y “eso del Internet” a lo que hasta ahora
muchos visionarios de nuestro país apenas prestaban atención resulta que es el
motor que puede salvar la industria en un futuro inmediato. Porque la tele ya
no se puede ver sólo en la tele. También se ve en el móvil, en la Tablet,
mediante Smart tv, con las aplicaciones de la Playstation y, sobre todo, en el
PC.
El ministerio del tiempo ha conseguido quitarle la venda de los ojos a muchos
carcas que seguían blandiendo el estandarte de la piratería como excusa para
justificar todos sus errores con el lema de que “Internet es el mal
personificado”. El siguiente paso está al caer, cuando se den cuenta del
segundo problema que tenemos en este país, la inmediatez de estrenos.
True detectives será, posiblemente, la nueva piedra de toque. Cuando
la serie, ya anunciada en España, sea un fracaso. “Pero si fue la serie de moda
el año pasado”, se extrañarán algunos, que no entienden que hoy en día el año
pasado equivale a una eternidad. Va a resultar ridículo estrenar una serie a
bombo y platillo cuando todo el mundo al que le puede interesar ya la ha visto
hace tiempo. Nos quejamos cuando una película se estrena en nuestros cines un
par de semanas más tarde que en Estados Unidos, pero en televisión parece algo
habitual. Los seguidores de Marvel tuvimos que ver Los Vengadores: La era de Ultrón sin conocer los episodios
relacionados en Agentes de Shield o Agente Carter (próximamente en nuestras
televisiones), mientras que el futuro de la saga lo tenemos en el aire pues no
hay fecha confirmada para la llegada de Daredevil
(otra que ya ha visto todo el mundo). En la competencia pasa lo mismo: se emite
Arrow pero no su serie agermanada Flash, que contiene capítulos
entrecruzados.
Algo
tiene que cambiar en España para que la televisión no acabe siendo un simple
mueble decorativo. La renovación de El
ministerio del tiempo y la cancelación de “cosas” del siglo pasado como Alfombra roja son el primer paso. Juego de Tronos ha estrenado su última
temporada de forma simultánea en España y Estados unidos. Están apareciendo
nuevas plataformas televisivas sin ataduras a elevadas mensualidades
telefónicas, como Yomvi Play. Y en otoño se espera la llegada de Netflix como
agua de mayo (ahora habrá que ver qué catálogo nos trae).
Es
solo un paso pequeño, pero esperemos que sea también el primero de muchos.
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