Ya
hable ligeramente de esta película a raíz de su paso por Sitges 2014, aunque
tras el éxito cosechado en el Festival de Cinema Fantàstic de Catalunya quise
esperar a su anunciado estreno comercial para poderla analizar más en
profundidad, no esperando que este fuese tan limitado y fugaz.
Dirigida
por Adam Wingard, quien destacó como realizador por Tú eres el siguiente y cuyos trabajos hemos podido ver también en
diversos segmentos de V/H/S y The ABC’s of Death, la película supone
un claro homenaje a las películas de videoclub de los años ochenta, a ese tipo
de cine de serie B que pasaba de puntillas (o simplemente no pasaba) por las
carteleras pero que luego el boca a oreja las convertían en las grandes
estrellas en el formato doméstico.
Ya
su argumento no puede ser más simple y tópico: un joven aparece en la vida de
una familia americana para seducirlos con su labia y sus aptitudes de manera
que cuando se descubra su lado turbio ya sea demasiado tarde. No hay ningún
spoiler en esta frase, pues el propio director, con un hábil uso de la música y
merced al rostro camaleónico de Dan Stevens, se asegura de que nos quede bien
claro desde el primer momento.
Podría
decirse sin temor a equivocarnos que todo en The Guest es una absoluta tontería, un sinsentido que se sostiene
por los pelos y con un gran esfuerzo de credulidad por nuestra parte, pero lo cierto
es que da lo mismo. Wingard y Stevens se las apañan para que rizar el rizo que
proponen sea sumamente divertido, burlándose incluso de los estereotipos y
dándonos simplemente lo que queremos, una buena dosis de humor y mala leche con
un final adrenalítico en un improbable escenario de Halloween de instituto.
Perfecta
es la labor de Wingard para “colarnos” su aventura, pero de nada le valdría un
buen trabajo tras las cámaras si no hubiese contado con el talento de Dan
Stevens, un actor poco conocido hasta la fecha pero con un prometedor futuro.
Stevens es el invitado a quien se refiere el título pero, por encima de eso, es
el alma de la fiesta que es en realidad la película. Stevens es tan guapo como
macarra, tan seductor como inquietante, representando tanto la figura del mejor
amigo o el vecino perfecto como el mayor y más aterrador hijioputa del barrio.
Una sonrisa, una mirada, que se transforma en menos de un segundo.
Rematando
la jugada con una inteligente banda sonora, The
Guest contiene todo aquello de lo que Obsesión
carecía, esa peliculilla de hace unas semanas protagonizada (es un decir) por
Jenifer Lopez que venía a mostrar un planteamiento más o menos parecido, como
si ambas películas fuesen las dos caras de una misma moneda, pero que pese a
haberse estrenado con mucho más rebomborio resultaba a la fin una pésima
caricatura de esta.
The Guest posee toda la cutrez de cine más vacilón de los
ochenta pero con un bonito envoltorio y como tal hará las delicias de todos
aquellos que no pidáis a la peli más de lo que promete, una hora y media de violencia
y diversión. Una película, en fin, para pasárselo bomba escudados ante un buen
tanque de palomitas.
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