Hace ya bastantes años el cine de catástrofes tan de moda en los 70’ sufrió una resurrección gracias, en parte, a títulos como Armageddon, de Michael Bay. En ella se narraba como un meteorito se dirigía imparable hacia la Tierra y la única manera de evitar el más que seguro exterminio de la vida humana era lanzando una misión espacial que fuese capaz de destruirlo. Imagínense ahora por un momento descubrir que había detrás de todo ello. Es decir, una película que en lugar de centrarse en el héroe al que daba vida Bruce Willis se dedicara a narrarnos la preocupación entre la comunidad científica, las decisiones cruciales tomadas en la Casa Blanca, las posturas de los medios de comunicación o las reacciones de los terrestres de a pie.
Y
ahora, para más inri, imagínenselo en la sociedad actual, en una sociedad donde
hay Presidentes de los Estados Unidos proponiendo a la gente que se inyecten
lejía en las venas, donde en plena pandemia mundial otros presidentes proclamaban
su rechazo de las mascarillas y abogaban por los abrazos, donde el poder está
en manos de tipos como Bill Gates, Elon Musk o Joe Bezos, donde los memes y las fakes news compiten por la popularidad
entre los jóvenes y donde la sociedad
está fracturada a causa de los negacionistas, los terraplanistas, los
reptilianos y así hasta un largo etcétera.
Pues
bien, esa es la base de No mires arriba,
la última creación de Adam McKay, el antaño colega de fechorías de tipos como
Will Ferrer y que se pasó al bando de los directores de prestigio con las
impactantes La gran apuesta y El vicio del poder. En esta tercera
película de su nueva etapa, el director y escritor propone una historia basada
en hechos reales… que no ha sucedido todavía, según el propio tráiler.
Dos
científicos descubre un meteorito de gran tamaño que avanza hacia la Tierra con
consecuencias devastadoras, pero todos sus esfuerzos por alertar al mundo en
busca de alguna medida desesperada parece caer en saco roto. Se trata de una
ácida sátira que no deja pie con cabeza y que emplea el truco del meteorito
para poder sentirse más libre a la hora de tornar en comedia la estupidez
general y la ceguera ante los problemas (reales) del mundo. Bien podría haber
sido esa una película sobre el cambio climático o incluso dedicada al coronavirus,
aunque ello la habrían sometido a un trasfondo dramático demasiado real para
que la burla funcionara correctamente.
Huelga
decir que McKay se ha vuelto a rodear de un reparto sensacional encabezado por
unos Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence totalmente entregados a la causa, a
los que acompañan otros nombres ilustres como Meryl Streep, Cate Blanchett,
Jonah Hill, Mark Rylance, Tyler Perry, Timothée Chalamet, Ron Perlman, Ariana
Grande o Himesh Pattel entre otros.
Nos
encontramos, pues, ante una película soberbia, uno de los mejores títulos de
Netflix (que los más afortunados quizá aprovecharon para ver en salas de cine
hace un par de semanas) y que ya es una de las presencias importantes en la
inminente temporada de premios. Una trama sorprendente y refrescante, muy
divertida por momentos, pero que deja un incómodo poso al hacernos reflexionar
sobre el mundo en que vivimos y cómo podrían derivar las cosas si los que tienen
el poder no empiezan a pensar un poco más sus acciones.
Valoración:
Ocho sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario