Pocas veces nos podemos encontrar con un producto con un tufillo tan evidente a prefabricado y artificial. Y pocas veces algo tan prefabricado y artificial funciona tan bien.
Cazafantasmas: más allá, tal y como fue El despertar de la fuerza, Terminator: Destino oscuro, Creed y muchas
más, es casi tanto una secuela como un remake
encubierto, ya que, jugando con las bazas de la nostalgia, vuelve a contar más
o menos la misma historia que la primera película de la saga sin preocuparse
por arriesgar lo más mínimo. Prueba de ello es que pese al entretenimiento que
supone toda la película, uno no puede evitar estar todo el rato esperando la
previsible aparición de los Cazafantasmas clásicos, que terminan por comerse a
los verdaderos protagonistas del film (y que hasta el momento estaban
funcionando muy bien), ensombreciendo la posibilidad de continuar con la saga
sin su participación. Por otro lado, se hace incluso cruel que prescindan de la
música original hasta llegar a los créditos finales, algo que estamos esperando
desde el primer momento en que aparece el mítico logotipo.
Dicho
esto, la película es un entretenimiento de primer nivel que supera, con
facilidad, a Cazafantasmas 2 pero que
está por debajo de la denostada Cazafantasmas
de hace cinco años. Aquella sigue pareciéndome la mejor pieza de la saga, pero
su fracaso en taquilla ha provocado que el estudio jugase a lo que ya se
hiciera con las precuelas de Alien:
si Prometheus no funcionó como debía,
para Covenant se giró el rumbo
buscando dar a los aficionados más de lo que esperaban. En ese ejemplo la
jugada no salió como esperaban, pero parece que esta vez sí han dado con la
tecla.
Reduciendo
mucho del humor de la versión de Paul Feig (casi toda la comedia recae en las
manos de un Paul Rudd desaprovechado), es el factor humano el que se potencia,
haciendo que sea una película más familiar que nunca y mezclando la nostalgia y
los homenajes al film original y sus colegas de pantalla (muy evidente el guiño
a Gremlins, por ejemplo), esta es, en
el fondo, una secuela muy marcada por la moda Stranger Things (o It,
que es más o menos lo mismo), y aunque copia e incluso potencia todos los fan services que se criticaron en su
momento a J.J. Abrams, parece que aquí la cosa a cuajado mejor, en parte porque
el exceso nostálgico comienza por la silla del director, ocupada por Jason
Reitman, hijo del John Reitman responsable de arrancar la franquicia, y termina
con el homenaje a Harold Ramis, único de los Cazafantasmas originales fallecido
y auténtica alma de la franquicia junto a Dan Aykroyd, a raíz de lo cual
tenemos un hermoso final muy propio del Spielberg de los ochenta.
Dejando
metacine de lado, Cazafantasmas: Más allá
es una película muy entretenida, con más alma que la mayoría de producciones
comerciales actuales y con un ritmo trepidante. Es solo la falta de riesgo,
sobre todo en su tramo final, donde uno desearía ver más locura desatada y todo
queda en casi nada, mientras que creo que será difícil que conecte del todo con
esas generaciones que no crecieron soñando con mochilas con un disparador
nuclear de protones y que pensaran que el Ecto-1 molaba tanto o más que el
Delorean de Regreso al futuro o el
Interceptor de Mad Max.
Valoración:
Siete sobre diez.
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