Terminó al fin la última serie de Marvel del año, casi coincidiendo con el estreno de Spiderman: No way home (y compartiendo alguna sorpresa con ella), y llega el momento de valorar el total de sus seis episodios.
Lo
primero que cabe destacar es que resulta complicado compararla con las otras
tres propuestas de este 2021 (Bruja Escarlata y la Visión, Falcon y el Soldado de Invierno y Loki) por
la diferencia de pretensiones. Mientras aquellas exploraban las psiques de sus
protagonistas y las consecuencias que todo lo acontecido en las tres primeras
fases del MCU tenían sobre ello, componiendo un peldaño más en la escalera que
deba continuar la escalada de esta aún indecisa Fase Cuatro, Ojo de Halcón se ve más como un
divertimento navideño, una aventura aislada y muy refrescante que, sí, cierra
algunas cicatrices y presenta (o confirma) nuevos personajes con mucho futuro,
pero sin buscar una grandeza que, en
muchos momentos, no podría alcanzar.
Quizá
conscientes de ello, y para evitar la sensación de ligera decepción que están
dejando sus antecesoras, en Ojo de Halcón
se apuesta por una historia más aislada, una aventurilla en los bajos fondos
que casa más con los productos Marvel
ofrecidos por Netflix (y aquí se abre
el gran debate de la continuidad) que con las ambiciosas películas que tantas
alegrías nos han dado a los fans. Quizá la errónea comparativa con esas
películas (que en cierto modo es lo que nos habían prometido) es lo que
promueva ese regustillo amargo, necesitando quizá de la presencia de algún
cameo que reviente internet o algún dato revelador sobre el futuro que nos
espera. A juzgar por el tráiler de Dr.
Strange en el Multiverso de la Locura, no parece que lo acontecido en
Westview vaya a ser realmente relevante (aunque no pierdo la esperanza de ver a
una Wanda desatada y enloquecida), y todo el caos del multiverso parece ser más
consecuencia de lo acontecido en la última aventura del trepamuros que de la
que liaron Loki y Sylvie en la TVA, mientras que pocos son los que están
desesperados por ver al nuevo Capitán América en acción. Por ello, ese
distanciamiento que supone Ojo de Halcón con respecto a lo que sucede en las
grandes ligas le viene muy bien, y las conexiones más fuertes con el resto del
Universo Marvel son más emocionales (el dolor por la muerte de Natasha sigue
muy presente) que argumentales.
No
significa esto que la serie esté desligada del resto de producciones, de hecho
ya he comentado que es una magnífica carta de presentación de futuros
personajes llamados a ser muy importantes en este universo, pero la realidad es
que Clint Burton, pese a ser uno de los Vengadores originales, está ya cansado,
más cerca del retiro que ya insinuó en Civil War que de volver a ponerse las mallas, y por eso que una de las motivaciones
que lo impulsan durante estos seis episodios, aparte de la de proteger a su
nueva pupila/compañera, sea la de llegar a casa a tiempo para celebrar las
navidades con su familia.
Sin
querer profundizar más por no hacer spoilers a aquellos que la tengáis
pendiente, Ojo de Halcón supone un soplo de aire fresco que se sitia, sin
muchas complicaciones, por encima de las dos últimas series de la caza,
luchando con WandaVision para coronar
mi top particular donde no incluyo (por ahora) ¿Qué pasaría sí? por aquello de no estar muy seguro de cómo encaja
en el canon Marvel (otra respuesta más que podremos encontrar en la secuela de Dr. Strange).
En
resumen, acción comedida, buena química entre sus protagonistas, unas gotitas
de nostalgia, alguna aparición sorpresa y el sobresaliente trabajo de dos de las
actrices jóvenes con mayor talento actualmente como son Hailee Steinfeld y
Florence Pugh, para una aventura navideña divertida y que se deja ver con mucho
agrado, haciendo que sus seis episodios se hagan escasos y deseando saber más
de estos personajes en el futuro, en especial de cierta Agente 19 que podría (o
no) dar mucho de qué hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario