Una
cosa muy conocida por los seguidores de los comics es el concepto de tie-in.
Cuando dos colecciones se entremezclan entre ellas, compartiendo personajes una misma aventura, se llama Crossover. Cuando son muchos los implicados estamos ya ante un Evento. Y en ocasiones, los eventos son tan ambiciosos y alargados que se crean series derivadas o números autoconclusivos donde quizá se desarrollan más en profundidad los hechos acontecidos en la trama principal o analiza sus consecuencias. Estos son los tie-in y generalmente sirven para enriquecer al evento principal, sin que sea imprescindible leerlos para comprender la misma.
Convertido
el MCU en una continuación de series individuales abarcando en diversas
ocasiones los conceptos explicados (Capitán América: Civil War es un gran crossover mientras que Infinity War y Endgame
funcionan como conclusión del evento encubierto que fue toda la trama de
Thanos), solo nos faltaban los tie-in
para tener el diccionario completo.
No
voy a decir que Falcon y el Soldado de Invierno, la segunda serie de Disney+
estrenada bajo el canon del MCU tras Bruja Escarlata y Visión, sea un tie in en toda regla, pues en ella
ocurren situaciones que podrían ser relevantes (o no) para el futuro del
Universo Marvel. Sin embargo, no dejé de experimentar a lo largo de toda la
serie una especie de apatía argumental que, sin serlo, me provocaba sensación
de irrelevancia.
No
es que haya nada de malo en esta especie de buddy-movie
entre los dos mejores amigos (en diferentes épocas) del Capi Steve Rogers,
alternando momentos dramáticos con apuntes cómicos y desgranando lo que sucedió
con personajes aparentemente condenados al olvido como Zemo o Sharon Carter,
amén de hacer un estudio sobre la importancia de los símbolos mediante el peso
del legado del escudo del Capitán América.
Al
final, y sin entrar en spoilers, quedan bastantes puertas abiertas de cara al
futuro del MCU (dudo que todas ellas
se aprovechen convenientemente), quizá algunas con la idea de ser aprovechadas
en la ya anunciada Capitán América 4
(casualmente con el mismo guionista que esta serie, lo que me temo no hará que
olvidemos el gran trabajo de Christopher Markus y Stephen McFeely). Haciendo una valoración
global de la serie, el veredicto sería de un suficiente justito, ya que ni la
química entre Bucky y Sam es tan eficiente como se pretendía ni las escenas de
acción están a la altura, por ejemplo, de Capitán América: el Soldado de Invierno, que es la comparación más obvia. Hay
momentos destacables, quizá en lo referente a su pretendida madurez y carga
social, pero no es suficiente como para que, sin ser desdeñable, se me antoje
la propuesta más floja, hasta la fecha de todo el MCU, habiendo sido definida por muchos como un mero aperitivo para
hacer boca entre Bruja Escarlata y Visión
y la muy esperada Loki.
No,
no es un tie-in, pero a mí es lo que
me ha parecido.
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