Cuando se habló por primera vez de la existencia del rodaje de Inmune dos son las cosas que más llamaron la atención. Por un lado que estaba apadrinada por el mismísimo Michael Bay, lo que posiblemente aseguraba explosiones, chicas sexys ligeras de ropa y más explosiones. Por el otro, el hecho de que fuese la primera película en tratar el tema del Coronavirus y la pandemia consecuente.
Una
vez vista, ambas premisas han caído ligeramente. La primera, porque la
dirección de Adam Mason (también firmante del guion) no tiene nada que ver con el
estilo de Bay. La segunda, porque pese a las prisas que se dieron por rodar el
film (polémicas relacionadas con la falta de medidas de seguridad en sus
protocolos incluidas), ha sido llegado con posterioridad a Confinados, si bien es cierto que Inmune se ha estrenado en cines mientras que el film de Doug Liman
fue directamente ofrecida por HBO Max.
Sea
como sea, la película se ha rodado con una precipitación que se nota en una
puesta en escena endeble y falta de garra. La premisa es interesante: han pasado
los años y nuevas mutaciones del virus siguen presentes, haciendo que todo el
mundo deba vivir confinado en sus casas a excepción de las fuerzas policiales
(debidamente protegidos) y los pocos inmunes, distinguidos mediante unas
pulseras que les sirven de salvoconducto para moverse libremente por una Los
Angeles desértica y aterradora. Además, contamos con el aliciente de descubrir cómo
el gobierno maltrata a los infectados, trasladándolos, más que a hospitales, a
una suerte de campos de concentración en el que permanecen hasta que se
recuperan (los menos) o mueren (la gran mayoría).
Con
este panorama Nico conoce a Sara. Y de alguna forma extraña, se enamoran. Y a
partir de ahí todo deja de importar muy poco para convertirse en una especie de
Romeo y Julieta pandémico, en lo que lo único que importa (o debería importar)
es si van a terminar felices y comiendo perdices o no.
Poco
importa que por ahí pululen actores como Demi Moore, Craig Robinson, Bradley
Whitford, Alexandra Daddario o (el único que destaca un poco) Peter Stormare.
Los únicos que realmente importan son K.J. Apa y Sofia Carson, dos actorcillos
que no es que lo hagan mal pero que tampoco tienen el carisma necesario como
para echarse la película a cuestas.
Al
final, tenemos un correcalles en el que Mason parece querer contagiar al espectador
de la urgencia de la situación, sin que lo consiga en ningún momento. La
historia de amor resulta algo plana y desleída mientras el resto de elementos
planteados simplemente terminan por desaparecer (o casi). Y el elemento
futurista impide la implicación del espectador, pues si bien es cierto que
Inmune es algo más entretenida que Confinados,
en aquella al menos uno se veía reflejado con más facilidad.
En
resumen, película romántica con algo de acción que desaprovecha sus
posibilidades y queda sumida en una triste mediocridad.
Valoración:
Seis sobre diez.
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