lunes, 22 de septiembre de 2014

EL CORREDOR DEL LABERINTO (7d10)

Curiosa a la par que interesante esta nueva incursión del cine en las novelas para jovenzuelos, un género que se está exprimiendo de una forma tan exagerada que uno se inclina a pensar que en el futuro solo habrá películas YA y de superhéroes.
En esta ocasión, al menos, no hay ni la más mínima sombra de tema amoroso que parecía inevitable en estos inventos. En realidad, se una mezcolanza de varias películas que, mientras se consume, entretiene y mantiene en tensión, desconcertando al personal e intrigando ante los misterios que se presentan. Otra cosa es lo que nos queda al salir de la sala.
La película comienza como aquella inquietante Cube (o incluso hay reminiscencias del desconcierto de Saw), con unos personajes que no saben dónde están ni porqué. El protagonista, Thomas, es el último en llegar a un claro en medio de un laberinto gigantesco poblado durante la noche por seres mortales donde se encontrará con una sociedad formada por chavales tan desconocedores de lo que está sucediendo como él mismo que, sin embargo, han apañado una especie de sociedad al estilo de El señor de las moscas, con posteriores disputas por el poder y el liderazgo del grupo.  Para colmo, no saben ni quienes son ellos mismos pues (como Bourne) no recuerdan nada de sus identidades salvo, con suerte, su nombre.
A partir de entonces, más preguntas que respuestas, con la llegada de la primera chica al grupo (que para colmo parece conocer a Thomas), el cambio de costumbres de los seres del laberinto (Laceradores los llaman) o la posibilidad, por primera vez, de encontrar una salida de allí. No hay humo negro, pero algo recuerda también a Perdidos.
Basada con bastante fidelidad en la novela homónima de James Dashner (la primera de una trilogía, aunque hay también una precuela y un libro de archivos anexos), El corredor del laberinto es, pese a su enfoque adolescente, una película de aventuras bastante bien contada, con varios rostros conocidos en su reparto y que funciona como relato de supervivencia (aquí hay detalles que remiten también a Los Juegos del hambre) y cuyos espectaculares decorados consiguen transmitir la claustrofobia y el peligro que acomete a los protagonistas invitando al espectador a ser parte de la historia.
Pero como en la mítica Perdidos, no sólo importa lo que se ve. También hay que tener en cuenta lo que queremos saber. Queremos (necesitamos) saber por qué están ahí esos chicos, quién los ha metido y dónde se encuentran exactamente. Y cuando al final del film se presentan las respuestas (ciertas o falsas, eso ya se verá) todo se desinfla y nos damos cuenta de que nos estábamos equivocando de película, que lo que parecía una apuesta seria (las muertes y la dureza de sus protagonistas invitaba a pensarlo) no es más que otro film YA del montón, otro intento desesperado por encontrar un nuevo filón que explotar. 
Y no es que me moleste que la mitad de las respuestas queden reservadas para la siguiente película. Lo peor es que la otra mitad de respuestas, las que conocemos, se me antojan estúpidas e insostenibles.
Aun así, la película consigue funcionar mucho mejor que otras sociedades distócicas adolescentes como la reciente Divergente y huye claramente de los tintes rosados de Crepúsculo, lo que no es poco, y su imagen final hace presagiar que, a diferencia de Los juegos del hambre, su secuela podrá ser mejor o peor, pero seguro que diferente. No pinta que nos debamos encontrar a un nuevo y mejorado laberinto, lo cual ya supone por lo menos un cambio conceptual interesante.
Dirigida por Wes Ball, un tipo con gran experiencia en el apartado artístico y grafico de numerosas películas, lo cual explica la interesante concepción del laberinto, y que sale airoso en su aventura como director, y protagonizada por Dylan O’Brien (de lo mejorcito de la serie Teen Wolf), Thomas Brodie-Sangster (el chavalín de Love Actually, recién salido de Juego de Tronos) y Will Poulter (el lerdo de Somos los Miller), la película será del agrado de los adolescentes, entusiasmará a las chicas (no sé por qué parece que sean solo ellas las que leen este tipo de novela) y entretendrá a un público más exigente.
Eficaz durante su visionado, mejor si no se medita demasiado una vez en casa. De momento, los resultados de taquilla parecen confirmar que habrá secuela. Habrá que esperar y ver si el viaje que acaba de empezar va hacia algún lado.


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