Apenas
comenzar el año ha llegado ya el primer gran estreno de Disney, y aun siendo
una fecha tan atípica para una producción infantil lo cierto es que es un
título muy a tener en cuenta, quizá no del valor intelectual para competir con Del Revés pero sí muy por encima de
simples divertimentos como El viaje de
Arlo o la muy esperada (aunque no por mi) secuela de Buscando a Nemo.
Zootrópolis podría parecer, a simple vista, una película muy
infantil, de esas que se basan en la simpatía de unos animales que hablan e
interactúan entre ellos con un argumento simplista que poder decorar con
chistes y situaciones divertidas. Pero no, la película, que puede ser
disfrutable para los más pequeños, es mucho más que eso. No es una apuesta
excesivamente madura de fuerte trasfondo político (aunque algo hay), pero sí
una muy entretenida película de cine negro con múltiples homenajes al género
que difícilmente podrán entender los más pequeños. Analizando a fondo la
historia de una policía novata que se topa con un caso más grande de lo que
puede digerir nos encontramos con momentos de fuerte violencia, situaciones que
rozan el terror e incluso una escena erótica nada sutil. Es esta una película,
en fin, cuyo guion imaginado en una película de acción real sería frenético y,
aunque algo tópico, muy efectivo.
Es
de agradecer, pues, que Disney haya concebido una película de animales
parlantes orientada más bien a un público juvenil que infantil, donde el típico
caso de compañeros que no se soportan pero deben ayudarse mutuamente riza el
rizo al estar compuestos por una conejita (que no del playboy, ojo) y un zorro.
Eso
sí, el hecho de que la película esté plagada de referencias al cine de acción
policiaco, con sus persecuciones, sus chascarrillos, sus mafiosos y soplones y
su corrupción en las altas esferas, no impide que haya algo de reflexión oculta tras las
formas. Y es que con la excusa de los simpáticos animalillos, Zootrópolis habla sobre la
discriminación, sobre la desconfianza que se siente hacia los que son
diferentes, sobre el miedo que provocan los estereotipos… Todo ello camuflado
en una película muy entretenida, más emocionante que divertida donde la acción
supera de lejos los chistes y donde se repite una de las máximas de Disney, que
el pequeño puede llegar a ser grande a base de perseverancia y convicción.
Y
todo ello, por supuesto, con una factura técnica magnífica, algo que quizá
empieza a pasar desapercibido cuando hablamos de un producto Disney pero que
merece la pena destacar, ya que la recreación visual de esta Zootrópolis es sencillamente magistral.
Y
encima, “sale” Shakira. ¿Qué más se puede pedir?
Valoración:
8 sobre 10.
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