Spotlight es una de las sorpresas del año, una película
pequeña, que de no ser por el nivel de su reparto habría caído en los circuitos
de corte independiente, pero que se ha colado por méritos propios en la lista
de los próximos Oscars, incluyendo las categorías de película, director y dos
de sus intérpretes y que ya ha sido comparada con Todos los hombres del
presidente.
Basada
en los sucesos reales acontecidos en Boston a principios de los noventa, la
película detalla como el equipo periodístico conocido como Spotlight destapó un
enorme escándalo de corrupción y pedofilia dentro de la Iglesia Católica. La
película, dirigida por Tom McCarthy, no se corta lo más mínimo en su denuncia
hacia los estamentos eclesiásticos, pero no desea caer en el melodrama fácil
escarbando en las miserias de las víctimas de los abusos sexuales que se
desvelan y denuncian, sino que se centra sobre todo en el ejercicio periodístico
que el equipo vinculado al Boston Globe realizó.
De esta manera, Spotlight es sobre
todo una película sobre el mundo del periodismo, mostrando a la perfección su
trabajo y glorificando a los profesionales del cuarto poder.
Spotlight carga todas sus tintas contra la Iglesia, que quedó
muy retratada por lo que se puso al descubierto en Boston y que supuso un
cambio en su estructura interna, consiguiendo que por primera vez se
reconocieran los casos de pedofilia, se pidiera perdón por ello y se realizaran
merecidas compensaciones para las víctimas.
Quizá en un vistazo superficial se
pueda parecer un poco imparcial el retrato al clero que se realiza (no hay
manera de justificar a los abusos, y el porcentaje de un 6% del sacerdocio de
Boston me parece aterrador, así como el hecho de que la cúpula tratase de
ocultarlo e incluso protegerlo, pero la condena que se hace de todo el clero
como metiendo en el mismo saco al 94% restante tampoco es de rigor), pero al
final los “malos de la peli” son casi un simple leif motive para que avance la trama, una justificación que no
desvía la atención de los focos de los verdaderos protagonistas, los
periodistas, y que en caso de haber sido un relato de ficción podría haber
resultado igual de fascinante en caso de haberse optado por la corrupción
política que hay en la actualidad en nuestro país o los escándalos financieros
que denuncian otras películas como La
gran apuesta.
Pero
como digo, lo importante es la prensa. Y por ello el reparto que compone al
equipo Spotlight es impresionante.
Liderados por un Michael Keaton que pareció renacer con Birdman y no parece querer desaprovechar esa oportunidad, el resto
del equipo lo componen Mark Ruffalo, Rachel McAdams (ambos nominados al Oscar)
y Brian d’Arcy James. Además, se cuenta también con la presencia de John
Slattery como editor del Globe, Liev Schreiber como nuevo editor jefe e
impulsor de la investigación) o Stanley Tucci en el papel de abogado de las
víctimas.
Intrépida,
emotiva y alejada del sentimentalismo rancio, Spotlight es imprescindible por lo que revela pero más aún por cómo
lo revela. Y sobre todo por las brillantes interpretaciones que nos regalan sus
actores.
Valoración: 8 sobre 10.
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