lunes, 19 de septiembre de 2016

BRIDGET JONES' BABY, reconstruyendo el mito británico

Han pasado ya doce años desde que se estrenara Bridget Jones: Sobreviviré y quince desde que El diario de Bridget Jones diese inicio a la saga, y que se estrene ahora Bridget Jones´baby, coincidiendo con el regreso de su protagonista, Renée Zellweger, de su retiro temporal del mundo de la interpretación apesta a oportunismo barato y a intentar exprimir más la teta de una vaca que parecía ya fallecida. O quizá se deba solo a la falta de imaginación de los productores de Hollywood (y no de los guionistas, a los que siempre se acusa tan alegremente) que nos han obsequiado recientemente con secuelas como Independence day o remakes como Cazafantasmas.
Ya de entrada debo decir que El diario de Bridget Jones no me pareció una gran película, pese a ser muy heredera de su tiempo y sucesora de otras comedias románticas británicas como Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill y similares (ahí está el guionista Richard Curtis como denominador común). Nunca encajé bien la dualidad entre la historia del patito feo (y mi problema con la Jones no era lo pasadita de kilos que pudiera estar, sino lo exageradamente torpe y zoqueta que podía llegar a ser) y la de los dos galanes que se peleaban por ella. Y tampoco soy fan de la Zellweger, que incomprensiblemente fue nominada al Oscar por las muecas sobreactuadas de esta película. Pero al menos debo reconocer que la manipulación sensorial que una efectiva banda sonora y un par de chistes graciosos, y el contrapunto entre Hugh Grant y Colin Firth, hacían del film una propuesta algo simpática que en su secuela cayó en picado con una repetición de esquemas descarada y anodina.
Con semejantes antecedentes iba algo predispuesto a que esto fuese más de lo mismo, estirar el chicle con un vehículo que permitiese a la protagonista de Cold Mountain y Chicago pagarse más operaciones de cirugía y otros caprichos varios, pero debo reconocer que salí gratamente sorprendido de ver la película y supe apreciar un esfuerzo por hacer las cosas mejor, no ya que en la secuela (lo cual era terriblemente fácil), sino que la original.
De entrada, Bridget Jones´baby (¿alguien me puede explicar por qué le ha parecido a la distribuidora española tan complicado de traducir el título?) no adapta ninguna novela de Helen Fielding, y aunque la escritora británica figura en los créditos como guionista, ahí debe sumarse a Dan Mazer (que procede de la escuela de Sacha Baron Cohen y, sobre todo, a Emma Thompson, que no solo aporta su toque de elegancia (recuerden que ganó el Oscar por la estupenda Sentido y sensibilidad) sino que se reserva un papel en el reparto tan secundario como brillante.
Aunque repita la directora de la película original, Sharon Maguire (que no ha dirigido más que una película en estos quince años), se nota un intento de modernizar la puesta en escena, rompiendo con la imagen desangelada de Bridget y buscando un enfoque musical alejado durante gran parte del metraje de las canciones edulcoradas propias de este tipo de películas. Esto tiene en su contra que puede llegar a confundir al espectador, con una extraña mezcla entre ejercicio de nostalgia y narrativa juvenil que impide saber a ciencia cierta a quién va enfocada la película, si a un público joven o más bien veterano (femenino siempre, en todo caso), pues por más que se esfuercen en incluir temas musicales como el famoso (y ya bastante caduco) Gangnam style, al final la cosa no deja de ir de una historia de amor entre cuarentones (aunque Zellweger tiene ya cuarenta y siete y Firth cincuenta y seis, y vaya si se les nota).
Sobre la trama, poco que decir. Se repite el esquema de dos hombres peleando por Bridget esta vez con un embarazo de por medio, aunque al menos han sabido darle la vuelta al conflicto y conseguir que el guaperas Patrick Dempsey se distancie lo suficiente del Hugh Grant como para que no suene a más de lo mismo. El humor está mejor conseguido que en las anteriores películas y el motor de la historia está en la confrontación de sentimientos más que en la penosidad que desprendía Bridget anteriormente. Por supuesto, continúa siendo igual de metepatas, pero con más gracia. Y el final contiene, esta vez sí, el broche de oro definitivo para cerrar la trama principal de la saga.
Bridget Jones´baby no es una gran película, pero sí lo suficientemente entretenida y simpática como para conseguir ser, posiblemente, la mejor de la trilogía (aunque me queda la duda de si la última escena es solo un chiste final o una invitación para una nueva secuela). Pese al acartonamiento de la Zellweger que limita mucho su trabajo interpretativo, el film tiene todos los ingredientes como para hacer pasar un buen rato, aunque también tiene todo lo necesario para asustar a una parte de los espectadores potenciales demasiado distanciados en el tiempo con la (¿heroína?) británica y en una época donde el público femenino parece más interesado otros temas más banales (el tráiler de la secuela de Cincuenta sombras de Grey ha batido records de visionado) que la maternidad (aunque no nos engañemos, el trasfondo moral y las apariencias de crónica social no son más que meras excusas de relleno).

Valoración: Seis sobre diez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario