Apenas
una semana después de aplaudir el brillante debut como director de Raúl Arévalo
con Tarde para la ira, llega a las
carteleras otra ópera prima. En esta ocasión, sin embargo, Luke Scott lo ha
tenido mucho más fácil que el español, ya que es hijo de Ridley Scott y es papá
quien le produce su primer largometraje.
Con
todo, Morgan es una película
pequeñita, con un presupuesto casi ridículo de ocho millones de dólares, y el
primer gran mérito de Scott es que esto no se note en pantalla. Cierto es que
los escenarios son escasos, pero podría haberse limitado a reducirlo todo a
cuatro paredes y en lugar de eso apuesta por espacios abiertos para su
desenlace final.
Morgan
cuenta la historia de un grupo de científicos que logran crear a un ser
artificial y de la mujer enviada por la empresa contratante para comprobar si,
tras un grave incidente, este experimento debe ser clausurado o no. Morgan, una
niña brillantemente interpretada por Anya Taylor-Joy (el descubrimiento de La Bruja), es un ser en busca de su
propia identidad, un alma perdida que necesita saber el sentido de la existencia
para saber quién es ella realmente. Así, hay reminiscencias desde al I.A. de Spielberg pasando por el propio Blade Runner de papá Ridley o incluso el
Under the skin de Jonathan Glazer. Y
puestos a buscar referencias, he querido ver algo también de la Calle Cloverfield, 10 de Dan
Trachtenberg, por aquello del cambio narrativo que hace que casi haya dos
películas en una. Incluso algo de Stephen King (o, por extensión, de la
magnífica serie Stranger things) hay
por aquí. Pero a lo que más se parece de verdad este film, y con quien está
siendo injustamente comparado por todos, es con la magnífica Ex Machina de Alex Garland, por más que
esta vaya hacia otros derroteros.
Precisamente
esto último es lo que más se ha criticado, cuando para mi es la clave para que Morgan pueda tener una identidad propia
diferente a Ex Machina. Cierto que la
película que nos descubrió a Alicia Vikander es muy superior a esta, pero eso
no significa que a partir de ahora tratar el tema de la Inteligencia Artificial
deba seguir sus mismos pasos.
Con
un reparto de verdadero lujo donde sobresalen como protagonistas Kate Mara y
Rose Leslie, pero donde también están los estupendos Toby Jones y Paul
Giamatti, Morgan es una película
sobre la empatía, el amor y la maternidad, como una nueva vuelta de tuerca al
mito de Frankenstein y donde los momentos de acción parecen toda una
declaración de intenciones de Luke Scott por homenajear el cine de su padre y
su tío (el malogrado Tony Scott). Su debut no es perfecto, pero tiene algunas
escenas visualmente bellas que le auguran un buen futuro.
Así,
yo soy de los que se han dejado seducir por esta niña misteriosa y su
enfrentamiento interior, que la llevan a cometer actos terribles forzada por su
propio destino, sin importarme que adivinara mucho antes de lo previsto el giro
sorpresa, que la claustrofobia y el hacinamiento den paso a la acción pura y dura
ni que a Scott se le vaya un poco la mano en las escenas de lucha.
Morgan es un buen thriller de ciencia ficción, quizá menos reflexivo de lo
que podría ser, pero muy entretenido y emotivo.
Valoración:
Siete sobre diez.
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