martes, 13 de septiembre de 2016

TARDE PARA LA IRA: Cautivador debut de Arévalo como director.

No es ninguna novedad que el cine español actual está plagado de thrillers negros con muy buena factura. La isla mínima o Cien años de perdón son dos buenos ejemplos de ellos en los que, además, coincide un intérprete concreto: Raúl Arévalo. Además, ambas películas se caracterizan por tener una factura impecable, una realización que nada tiene que envidiar a las grandes producciones americanas.
Para su debut como director, Arévalo se ha servido de ese mismo género pero dándole la vuelta a la tortilla. Tarde para laira es una historia sucia, desgarradora, y como tal, se localiza en la España más costumbrista, en una España de barrio, de pueblo, casi en las antípodas de lo se venía haciendo últimamente.
Escrita por el propio Arévalo junto a David Pulido, Tarde para la ira es una película que ha necesitado de casi diez años para su creación, lo cual le ha servido al novel director para lograr imponer el estilo y la personalidad deseados, sin imposiciones de la productora. Por eso, es meritorio que en un primer trabajo se demuestre una personalidad tan brutal y una claridad de ideas tan notoria que hacen de esta película una gran propuesta y de Arévalo un director a seguir muy de cerca.
Tarde para la ira arranca con planos muy cortos, casi claustrofóbicos, como invitándonos a participar de las vidas de los protagonistas, unos Antonio de la torre y Luis Callejo que están sensacionales en su brillante ejercicio de contención. A ritmo muy lento, rozando la impasividad, la película se va fraguando hasta que se produce su primer gran giro de guion y entonces todo cambia, desde el ritmo hasta la composición visual. Sin entrar en detalles, diremos sólo que Tarde para la ira es una película de venganza, pasional y violenta, que sabe medir sus fuerzas para rozar unos límites que nunca llega a traspasar. La primera media hora es casi desesperante por su escasez narrativa. El final es casi excesivo. Y la clave de todo ello, y el gran valor de Arévalo, es lograr ese “casi” sin superarlo, sin estropear una historia sencilla pero contundente y unos personajes donde no hay realmente buenos y malos (sino todo lo contrario) movidos por el amor y la desesperación.
Tarde para la ira es una película muy próxima, en la que casi se huele la suciedad de las calles y el refrito de los bares, y donde De la Torre consigue con sus miradas vacías y sin alma (aparente) lo que muchos no logran con grandes diálogos.
Magnífico debut como realizador de un ya de por sí gran actor y magnífica película que logra desesperar y cautivar por igual.

Valoración: siete sobre diez.

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