miércoles, 11 de marzo de 2020

Reflexiones: NO ME GUSTAN LAS MEDIAS TINTAS

No me considero una persona radical, y mis opiniones pocas veces suelen ser extremistas. No veo la vida en blanco y negro y disfruto de los diferentes tonos de grises desde que, siendo niño, descubrí esa maravilla pictórica que es El Guernica. Sin embargo, hay ocasiones en concreto en que quedarse a medias tintas no es la mejor solución.
Esto es lo que siento cuando me paro a reflexionar sobre esta pandemia (sí, hoy mismo la han declarado como tal) que llamamos simplificadamente Coronavirus. Naturalmente, ni soy médico ni me he dedicado a investigar lo suficiente como para tener una información exacta y precisa sobre el tema, por lo que prefiero actuar con cautela y escuchar a las voces más cualificadas. El problema radica en cuando no tienes demasiada confianza en esas voces cualificadas.
Comprendo perfectamente la situación. Este que está pasando es algo inédito en nuestro país en la edad moderna. En nuestro continente, incluso. Sí había habido casos similares o incluso peores (recordemos el Ébola de hace unos años) en el continente africano, pero, seamos realistas, al mundo occidental no le preocupa demasiado la muerte en masa de miles de negritos. Cuando es el gran amo blanco el que sufre, la cosa cambia.
No hay que ser alarmistas, dicen uno. Esto no es, en realidad, más que una gripe un poco fuerte que sólo debe preocupar a aquellas personas bajas de defensas o con problemas respiratorios. La gripe común mata a más gente cada año, nos repetían. Lo de China es diferente porque allí malviven más que viven. Y, de repente, cuando los afectados son unos latinos de aquí al lado con acento italiano, el pánico se desborda. Ayer, en Madrid, se vieron imágenes en supermercados que recordaban a más de una película apocalíptica americana. En Italia han aislado a miles de personas y han cancelado las comunicaciones aéreas. Nos llegan mensajes desde allí alertando que debemos tomarnos esto muy en serio y no pecar de confiados como hicieron ellos, pero mientras, el gobierno continúa sin decidirse sobre cómo nos deben guiar.
Insisto, no debe ser fácil tomar decisiones demasiado radicales, más teniendo en cuenta lo grabes perjuicios económicos que pueden suponer (que ya están suponiendo, de hecho), pero en ocasiones es preferible un mal menor cuanto antes que lamentar un mal enorme el día de mañana.
Lo vuelvo a repetir: yo no soy médico, así que no pretendo decir lo que se debe o no se debe hacer, pero lo que está claro es que no se puede navegar entre dos aguas a no ser que se quiera naufragar. No entiendo decisiones como la de cerrar colegios y mandar a los niños a casa, justo después de cerrar residencias de ancianos, porque todo el mundo sabe que mientras el resto de profesionales continúe trabajando a jornada completa esos niños estarán a cargo de esos abuelos, con lo que juntamos a la generación más propensa a pillar el virus con la generación más afectada por sus consecuencias. No entiendo que se jueguen partidos de futbol a puerta cerrada (en especial los de campeonatos nacionales, donde el desplazamiento de fuera de las ciudades locales es mínimo) y se mantengan abiertos museos llenos de turistas. No entiendo que suspendan actos multitudinarios como la maratón de Barcelona o, ayer mismo, las Fallas de Valencia, pero no se preocuparan por las manifestaciones feministas del ocho de marzo. No entiendo que recomienden evitar el contacto físico y recomienden distancias de un metro entre una persona y otra y empresas con casi quince mil trabajadores continúe funcionando como si tal cosa, compartiendo autocares, vestuarios y aseos y sin apenas dispensadores de jabón antiséptico o con estos ya vacíos a mitad de la jornada.
No estoy diciendo que debamos seguir la vida diaria como si no pasara nada, ni tampoco que debamos encerrarnos en casa y abandonar los puestos de trabajo como si de un apocalipsis zombi se tratara (sé de lo que hablo, guiño, guiño), pero lo que no me gusta anda es eso de las medias tintas.
Eso sí, mientras deciden lo que debemos hacer, los memes de wasap que no paren…

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