domingo, 8 de marzo de 2020

Cine: BLOODSHOT

Ya he comentado alguna vez la ya cansina moda de tratar de crear Universos cinematográficos a imagen y semejanza del MCU de Marvel y como uno a uno han ido fracasando en el intento. Los último que quisieron probar suerte fueron los chicos de la editorial Variant, cuyos superhéroes cayeron en manos de Sony para tratar de levantar semejante hazaña. Sin embargo, cambios de productora de última hora hacen presagiar que ese universo está ya fallecido y nos tendremos que conformar con sagas (si se llega a tanto) individuales de sus personajes.
Sea como sea, el primero en llegar ha sido Bloodshot, una película de acción más violenta y presuntamente adulta que sus vecinos amparados por Disney con Vin diesel como máximo exponente de fuerza bruta y carisma.
Dirigida por Dave Wilson, director debutante en cine que ya se había encargado de uno de los episodios más estimulantes de la serie Love, Death & Robots, aunque cuenta con una amplia experiencia como diseñador de efectos visuales (fue supervisor creativo, por ejemplo, de Vengadores: La era de Ultron). Esto tiene su importancia al comprobar que el aspecto visual del film, aunque no sea para echar cohetes, disimula bastante bien su reducido presupuesto de unos casi irrisorios cuarenta y dos millones.
La base argumental no puede ser más tópica, recordando a mil y un producto de similares características y componiendo un extraño amalgama. Un soldado muerto en combate en resucitado y mejorado tecnológicamente, de manera que recuerda a RoboCop, es manipulado por una malvada corporación científica que juega con sus recuerdos, como le pasara a Lobezno y obligado a repetir una y otra vez las mismas experiencias, como Tom Cruise en Al filo del mañana, para desembocar en un combate final contra un villano que parece una mezcla entre el Octopus de Spider-man 2 y el Chaqueta Amarilla de Ant Man. Todo eso con un estilo ciberpunk con aroma a Terminator.
Sin embargo, y para sorpresa de propios y extraños, la mezcla termina funcionando bastante bien. Consciente de sus limitaciones, la película ofrece un aroma a Serie B sin complejos que, dejándolo todo en manos del poderío de Diesel, termina por ser una propuesta muy entretenida, con una acción en ocasiones apabullante y la dosis justa de humor (muy bien medido y delimitado casi en exclusiva a un solo personaje) como para que sus carencias (la falta de originalidad, el montaje algo atropellado) se puedan obviar y disfrutar de un film macarra y nada complaciente.
En tiempos superheróicos donde la sombra de DC y, sobre todo, Marvel es demasiado alargada, es de agradecer productos que, pese a su planteamiento rutinario, trate de ofrecer un tono diferente, más sangriento y arriesgado, para tratar de demostrar que hay vida más allá de los productos algo acomodados de siempre. Claro que eso mismo pensé con la divertida Hellboy y luego el tortazo en taquilla fue de aúpa, así que habrá que estar atento a por donde van los tiros en el tema de recaudación.
Bloodshot bien puede servir para dar un golpe sobre la mesa y demostrar que hay espacio para más cine de acción o puede ser el último clavo en el ataúd de la frescura y dar la razón a las apuestas casi familiares de Marvel y DC (Joker no es cine de superhéroes, así que no entra en la ecuación). Como sea, Bloodshot es un buen producto palomitero, muy divertido y que funciona muy bien como evasión, con un Vin Diesel que está en su salsa y bien secundado por Eiza Gonzalez, Guy Pearce y Lamorne Morris. Hasta el habitualmente sosainas Sam Heughan (no lo soporto en Outlander) me ha convencido.

Valoración: Siete sobre diez.  

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